Bajavión: Del dicho al hecho…

Estimado lector, disculpe la molestia que le vengo ocasionando. Aunque me vea así #MuyDespeinada, #MuyFea, #MuyMalArreglada, no le voy a mentir diciéndole que soy una exconvicta o que acabo de salir de un centro de rehabilitación. Las mañas y el léxico son desdendenantes, y prefiero escribir en este medio antes que aprovecharme de la desgracia del compa y aplicar la rapiña en algún camión de víveres volcado.

La (humilde) opinión es como la colación: Todos tenemos una y no se le da a quien no la pide. En este caso a mí me están pagando por dársela, la opinión digo. Y como ando tan patriota que hasta el otro día soñé que era Juan Escutia y desperté en el suelo, enredada en la sábana y bañada en sangre por el chingadazo que me metí en la cabeza, en esta tercera entrega le quiero demostrar que los dichos y refranes no se hicieron nomás porque sí. ¿Jala o se enclocha? Vamos pues.

“El gallo será muy gallo, pero la gallina es la de los huevos”

¿Recuerda usted a ése su compañero de escuela, el más mandado a la reata, el feo pero inteligente, el seriecito pero con un pensamiento turbio, el que tenía un padre siempre bien planchado pero una madre siempre triste por falta de lo mismo, ése que creía usted que –de grande—no llegaría muy lejos por su falta de gónadas ante la vida? Pos haga de cuenta que el dictador norcoreano Kim Jong-un, características más, características menos, fue el “ése” compañero de alguien.

Fue a principios del mes de septiembre cuando Corea del Norte realizó con “éxito perfecto” su sexta prueba nuclear. En esta ocasión, habría lanzado una bomba de hidrógeno miniaturizada pero con una potencia 10 veces mayor a las anteriormente detonadas. Nomás para que dimensione: el arma nuclear recién lanzada tuvo una capacidad explosiva de 120 kilotones, mientras que la de la lanzada por Estados Unidos en Hiroshima en los años 40 fue de 15 kilotones. Que Dios nos guarde y se le olvide ‘onde…

Total que pa’ no hacerle largo el cuento, yo creo todavía no acababa de hacer su desmadrito el artefacto cuando para pronto el Divo de Twitter y presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya estaba amagando con castigar a todos los países que hagan negocios con Pyongyang además de destacar la “limitada paciencia” del país que lidera ante el uso excesivo de misiles, dejando entre ver que si lo buscan, lo encuentran.

Tanto que anda uno en redes sociales con que “pos me mato, ya para no causarles molestias”, y que sabe qué y que sabe cuánto, y aparecen estos dos personajazos renuentes al diálogo enfrascados en una lucha de podres y llevándonos a todos entre las patas. Capaz que ahora sí nos matan y ALV (‘asta’ la vista). Imposible avizorar el final de esta triste historia, las negociaciones continúan con cada país echando mano de sus recursos. Mi conclusión: Lo que les faltó fue que los criara la chancla.

“El que es perico, donde quiera es verde. El que es pendejo, donde quiera pierde”

Para contextualizar: una de las propuestas dentro del Gasto Público del 2017 hecha por Trump fue la de aumentar en un 10% la partida presupuestal para defensa y seguridad y en cambio meter tijera a los recursos para medio ambiente, arte y ayuda internacional. Si Pancho Villa viviera se volvería a morir, pues bien dijo el Centauro del Norte: “Primero pago a un maestro que a un general”.

En junio de 2012 el entonces presidente Barack Obama estableció el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) tanto para facilitar permisos de trabajo, licencias de conducir o un número de seguridad social, como para frenar la deportación de los también llamados “Dreamers”.

El pasado 5 de septiembre el Preocupador General estadounidense, Jeff Sessions, anunció la cancelación del programa que daba alas a los sueños de más de 750,000 jóvenes, en su mayoría mexicanos, todo porque los opositores adoptan la postura de que los beneficiados están ocupado un lugar que bien podría ser aprovechado por estadounidenses.

Cabe destacar que la mayoría de los jóvenes acogidos por el DACA están empleados y por lo tanto representan ingresos económicos para el país vecino y, al contrario, ponerle fin al programa implica un alto costo. Dígame usted entonces, ¿quién es el perico y quién el pendejo?

Mientras estamos a la expectativa de que tanto Demócratas como Republicanos se pongan de acuerdo en el Congreso, y pese a que no se ha dado la última palabra, los “Soñadores” atinan a decir: “Depórtamesta”.

“Mientras tú vas por el maíz, yo ya vengo con las tortillas”

En una cosa hemos de coincidir los pueblos de los tres involucrados en el TLCAN: es necesaria una reestructura que asegure que cada uno de los países acarreé agua a su molino, es decir, que se vea reflejado el desarrollo sustentable. Destacar que a 23 años de su entrada en vigor, México, Canadá y Estados Unidos están de acuerdo en que es necesaria la modernización del acuerdo con miras a una mayor integración comercial, inversiones, transparencia, entre otros.

A finales de agosto comenzó la renegociación del también llamado NAFTA, por sus siglas en inglés, con invitados incómodos como la reducción del déficit comercial de EUA con México, la discusión salarial, el tema de las reglas de origen y la eliminación del Capítulo 19, que permite el establecimiento de paneles binacionales en casos de decisiones comerciales desleales por parte de algún miembro del acuerdo. Pero si ya saben cómo son, ¿pa’ qué renegocian?

Como siempre, y no es por ser barbera porque tengamos a los presidentes más guapos del mundo (es sarcasmo, aunque al Justin Trudeau ese sí me lo andaba llevando por un elote a la Alameda), México y Canadá han mostrado buena disposición por trabajar a la brevedad para lograr acuerdos equitativos. Mientras tanto el Diablo mira, escucha, se sienta y aprende.

Y entre que como no es caridad y que se olvidan de que los pobres son la riqueza espiritual del mundo, cada país propone puntos que les aseguren la rebanada más grande del pastel. Esperamos resoluciones y por el momento: agua y ajo… a aguantarse y a joderse.

“Están viendo la tempestad y no se hincan”

Ya estamos tan de la Bergoglio que hasta mi cabecita de alfiler, el mismísimo Papa Francisco, sentenció: “El hombre es un estúpido, un testarudo que no ve”.

A pesar de que muchos factores apuntan a que el cambio climático es el causante de reforzar la intensidad de los fenómenos naturales ocurridos en fechas recientes, los especialistas aún no pueden confirmarlo. De ser así, ¿qué tanta es nuestra culpa?

Un sismo de magnitud de 8.2 en escala Richter sacudió territorio nacional el pasado 7 de septiembre. El movimiento telúrico más fuerte vivido en el País desde hace aproximadamente 100 años causó la muerte de casi un centenar de personas además de un incontable número de damnificados y pérdidas materiales.

En su visita por algunas de las la zonas más afectadas, en Chiapas, el presidente Enrique Peña Nieto como Belinda, ganando como siempre: “Me llama la atención que hay mucho güero por acá”… “Muchas comunidades van a quedar más hermosas que antes de que ocurriera el sismo”. No sabía que el desastre se trataba de cuestiones estéticas. Yo respondería con un: “Ya no pido que me quieras, ya con que no me chingues”…

Por su parte, el Trumpetas aplicó la que yo cuando no le quiero contestar los mensajes al que le gusto pero no me gusta, tardó una semana en enviar sus condolencias a México por “mala señal del móvil”.

En situaciones como la de los huracanes Harvey, Irma y Max, o el mismo sismo que zangoloteó a nuestro país, los que más pierden son generalmente los que tienen más consideración, agradecimiento y respeto hacia nuestra Madre Tierra. Por ello pregunto, ¿realmente merecen perderlo todo, hasta la vida? ¿Aplica como aquella reverenda tarugada de que los pobres son pobres porque quieren? No sé, por eso pregunto.

Dice la sabiduría guaraní: “La Tierra es nuestra madre, nuestra vida y nuestra libertad”. ¿Se fija cómo son los gobiernos los que contradicen al proverbio?

 

Bitácora de una prisionera

Vivir en el norte.
Lo bueno: No tiembla. Nomás se cimbra poquillo el suelo cuando pasan los camiones.
Lo malo: No veo al que me gusta en calzones, en la banqueta, esperando a que pase el temblor.

POR: ROBLE LIMÓN

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