¡Voto por voto…!

Termina el periodo electoral. México queda fuera del mundial. ¿Y ‘ora qué, o qué? ¿De qué se supone que vamos a hacer memes? Bueno, al menos nos queda Enrique Peña Nieto y Luis Miguel, la serie, para rato.

Antes que nada, estimado lector, le quiero decir que haiga sido como haiga sido, haiga votado por quien haiga votado, lo respeto mucho y lo abrazo mucho. Deseo lo mejor para usted, para su familia, o sus familias… Deseo que, a pesar de todo, de todos, vivamos en armonía; que no nos regalen nada —porque no tienen por qué regalarnos nada— pero ’ora sí que “nos pongan donde hay” condiciones para hacernos de las cosas con trabajo y dignidad, porque haiga ganado quien haiga ganado el primero de julio, igual mañana, pasado mañana, uno se levanta a chingarle, y bien chingado, siono rasa. ¿Tons pa’ qué se pelean? Y pues ‘ora sí que como quien dice, a ser buenos ciudadanos que se ocupa.

Yo voté por Margarita Zavala, la verdad, porque me cargó de chiquita una vez que nos la encontramos en el aeropuerto de la Ciudad de México hace uuuuuhhhhh, todavía hasta andaba de novia de FeCal. En fin.

Domingo 1 de julio de 2018, el día había llegado. La gente esperanzada, encabronada, entera o cruda (hablando de Ley Seca, deberíamos tener la opción de hacer efectivo el sufragio estando ebrios, porque sobrios miren nomás cómo nos ha ido), arribaba a las casillas, credencial o plumón indeleble en mano, más la ilusión de que esta vez todo fuera diferente.

Las horas transcurrían, y los zafarranchos, detenidos, denuncias por la falta de organización en las casillas especiales, la circulación de información falsa vía redes sociales no cesaba —aunque en menor cantidad en comparación con años anteriores—, tampoco la afluencia de ciudadanos movidos por el coraje y hastío a los lugares de votación. Pero, ¿qué habrá pesado más, la empatía y simpatía por los proyectos de ley del tres veces candidato presidencial o el encabronamiento ciudadano con las principales fuerzas políticas de México de toda la vida?

Seis de la tarde, cierran casillas. Ocho de la noche, Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE anuncia la activación del Programa de Resultados Electorales Preliminares PREP 2018 y pide a los contendientes no darse por ganadores para “no alborotar el gallinero”. Pero sobre declararse perdedores el funcionario no comentó nada, por lo tanto, pasadas las ocho de la noche del pasado domingo 1 de julio salieron José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Jaime Heliodoro Rodríguez a felicitar a Andrés Manuel López por su triunfo. Haya cosa.

El candidato presidencial por MORENA, sí, el partido de izquierda, es ahora el virtual Presidente de México. Según el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral, logró el 53% de los votos contra 22% de Ricardo Anaya, 15% de José Antonio Meade y un 3% de El Bronco. Lo bueno que Jaime Heliodoro había comprado sus caguamas desde el viernes, por si ganaba o por si perdía. Lo que —a los ojos de AMLO y de sus seguidores— debió haber sucedido desde el 2006, se materializó cerca de la media noche de aquel día en el que la izquierda ganó en México.

En su primer discurso pareció que AMLO intentó calmar los nervios de quienes están preocupados por dejar de vivir como suizos para convertirse en venezolanos (¿no podríamos empezar por el físico?, ¿como pa’ cuándo se le bajará a uno esta timba?), al asegurar que la transición se dará en calma y con orden.

Durante las primeras horas del lunes 2 de julio diversos líderes mundiales manifestaron su apoyo y bienvenida al cabecita de algodón, quien ya sostuvo su primera llamada como virtual presidente con Donal Trump Trumpetín abordando temas como generación de empleos, migración y seguridad. Sí, seguramente le volvió a ofrecer el avión. Ya para el martes 3 de julio el aún presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, recibió a güelito en Palacio Nacional para dar un recorrido por el lugar y de pasada enseñarle que la maña para prender el boiler, que el cuarto donde se aparece la niña, que la clave del WiFi del vecino, entre otros.

Impreshionanti

Históricas; así fueron las elecciones presidenciales este año. Desde la aspiración de la primera mujer dignamente indígena a la silla, mi Marichuy de oro, hasta el costo de las mismas (más de 24 mil millones de pesos), siendo las más caras hasta ahora. Pero deje usted el varo, porque dinero lo hay, tarjeta lo hay. Es más, hasta les hubieran embarrado aguacate y gasolina a las boletas y uno lo hubiera pagado sin problema. Lo que es muy satisfactorio destacar es el notable aumento de participación ciudadana, los pocos incidentes violentos y turbios que se registraron y el civismo con el que se desarrolló la jornada.

El primer domingo de julio México se pintó de Morena y ‘ora sí que el PAN y el PRI ni cómo hicieran lo suyo, pues el amplio margen por el que ganó el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia no dio espacio a especulaciones. Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), partido político de izquierda creado en 2011, se habría convertido aquella noche en la primera fuerza política del País, logrando también mayoría en la cámara de diputados y senadores. El PRI cayó a tercer lugar. Y el PAN, ay, el PAN, quedó en segundo. Ya para esas horas, El Bronco estaba en su casa echándose sus caguamas. Baia baia… por fin alguien se dio cuenta de que existe un voto de castigo y no dudó en usarlo.

Por lo pronto los primeros milagros que trajo el cambio de poder ya empezaron a manifestarse en este ombliguito de la Luna, tanto que incluso la Selección Mexicana prefirió ceder su pase a cuartos de final con tal de regresar al país para disfrutar de la calidad de vida marca Dubai que estamos por empezar a manejarnos nosotros los mexica… ¿Qué?… ¿Qué nos eliminó Brasil? ¡Avísenme! *se tira al suelo* *rueda* *se soba* *hace berrinche al estilo Neymar*

Así las cosas, estimado lector. Aquel que esté dispuesto a cumplir lo que prometió, eso de abandonar el País en caso de que ganara el hombre de los “abrazos, no balazos”, si es gustoso de acompañarnos con un vasito de refresco y un pedacito de pastel antes de que le rumben será muy bienvenido. Y aquellos que se queden pues hagan patria, no la jodan. Aprovechemos el discurso de unidad para una transición en calma, caminando, no volando, porque vamos lejos. Y eso sí, con mucha memoria y conciencia. Estamos despertando. Sigamos así. Mientras tanto aquí seguimos, y le estamos echando ganas.

POR: Roble Limón

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