La forma en la que vestimos (independientemente del estilo que tengamos) es una manera de autoexpresión. La ropa que usamos dice en parte cómo nos sentimos. ¿No te pasa que cuando andamos en nuestros días nos da por vestir un poco más holgadas? O, cuando andamos deprimidas, ¿nos da por usar ciertos colores? Lo mismo ocurre cuando nos sentimos felices: elegimos ropa de tonos o estampados más alegres; es decir, inconscientemente adaptamos nuestra ropa a nuestro estado de ánimo.
Pero hoy ya no debemos conformamos sólo con lo externo, somos un todo, un conjunto de cómo me veo, cómo me siento, lo que digo, lo que hago, lo que proyecto. Es en este sentido que la imagen personal está revolucionando y va más allá, porque la verdadera estética viene de adentro.
Ya no podemos ir por la vida parchando con ropa lo que debemos trabajar en nuestro interior, disfrazando inseguridades o complejos tratando de fingir ser alguien que no somos, pero, ¿cómo lograrlo?
Te daré 5 puntos básicos que he aprendido de mujeres a quienes he tenido la fortuna de conocer a través de mi trabajo.
Aprende a conocerte: respóndete a la pregunta “¿Quién soy y qué deseo proyectar?”.
Para ello puedes empezar anotando 5 cosas que amas de ti (tus fortalezas) y también 5 debilidades, esto con la finalidad de ser conscientes de ello cuando tengamos la mala costumbre de quejarnos de nosotras mismas o salga ese “yo” que alimenta nuestras debilidades, para así cambiar el chip y enfocarnos en las fortalezas. Es como ejercitar nuestro positivismo. Anímate a hacer de este punto, una bonita costumbre.
No te compares: el compararte te aniquila.
Cuando sabes quién eres no hace falta estar buscado a quién copiar. El ser original se da de una manera muy orgánica; claro que es positivo buscar inspiración en alguien a quien admiras para ir educando tu ojo, pero no a costa de llegar a fingir ser quien no eres. Puedes apreciar la belleza de otras chicas sin cuestionar la tuya.
Reconcíliate con tu nueva talla: si estás pasando por algún cambio en cuanto tu cuerpo, no te acomplejes.
No estoy diciendo que seas dejada y descuidada, pero ese proceso de bajar de peso no es excusa para no lucir linda. Ámate y valórate tanto como para no castigarte privándote de usar algo que te encante, por no ser de la talla que quieres.
Dale un extra a tu imagen exterior: te lo mereces.
Podrá sonar contradictorio, pero es natural no estar siempre vibrando en un alto positivismo. En aquellos días en los que de plano el sentimiento de algunas de tus debilidades se apodere de ti, empieza por tu imagen exterior. Da un extra: un labial más fuerte, usa algo que sepas que te hace feliz, tu color favorito o tu look especial, así engañas un poco a tu cerebro y equilibras tu energía.
Vístete para favorecer y no para esconder: ¿por qué querer esconder mis brazos, mis caderas, mis rodillas, mis piernas? Un ¡NO! rotundo a esa conducta.
Solemos exagerar nuestros complejos y la realidad es que muchas personas ni siquiera los notarían, pero no vivimos para preocuparnos por lo que piensen los demás.
Arriésgate a usar algo que no usabas por esconder aquello que te hace sentir insegura.
¡Disfrútate! ¿Quién mejor que tú para amarte y cuidarte? ¡Se llama amor propio!, y justo de ahí viene la verdadera belleza de nuestro ser, la verdadera estética.
Recuerda: no hay diamante que brille sin pulir ❤️