
Heutagogía: más allá de la academia y el aprendizaje formal
Diana González.
Poliedro
La educación es considerada como un proceso en el que interfieren factores sociales, culturales, geográficos, económicos, e incluso políticos y religiosos. Es además un fenómeno tanto real, como social y necesario, dinámico y de carácter permanente en la vida de los seres humanos, respetando el ritmo de apropiación en cada individuo; este complejo acontecimiento, está condicionado por factores de variada naturaleza: antecedentes históricos, corrientes filosóficas, concepciones de la vida, el mundo, y el universo a través del tiempo y las épocas, el progreso científico, tecnológico y humanista; también a situaciones y problemáticas económicas, sociales y políticas, entre otros; todo esto determina la infinita variedad de posturas, corrientes, doctrinas e interpretaciones diferentes, y algunas veces contrapuestas, que existen en torno al quehacer formativo y educativo.
Debiéramos entonces tomar en consideración que, al paso del tiempo, cada postura, corriente o filosofía también es modificada o, por lo menos evaluar su aporte. El marco teórico bajo el cual trabajamos o proponemos un modelo de enseñanza – aprendizaje, también evolucionaría con el correr del tiempo y a la velocidad de los cambios que se exigen desde cada factor y arista que interviene en este proceso. Formar seres humanos ha sido una necesidad social en todas las épocas, y ha sido a partir de esta formación y transmisión del conocimiento que hemos visto avances cuánticos en todas las sociedades del planeta. La solución que se propone para distintos problemas responde a un análisis profundo y a una investigación bajo método científico. Está plenamente demostrado que, casi siempre, en todas las épocas históricas ocurrieron cambios significativos y tendencias que favorecieron la formulación de elementos científicos básicos, que al enriquecerse con el acopio de experiencias y la presencia activa del proceso evolutivo de los modelos, sustentaron el surgimiento de lo que hoy conocemos como Ciencias de la Educación que, de alguna manera, han respondido proporcionando respuestas a los numerosos requerimientos del hombre en lo que respecta a su formación.

El modelo andragógico ha sido base o fundamento para la educación / formación de personas adultas, diferenciándose en sus principios de la pedagogía, que centra su propuesta en la enseñanza para niños y adolescentes. La Heutagogía propone, en un aprendizaje autodirigido, lo que involucra la autonomía en el aprendizaje por parte del estudiante, siendo la característica importante en los modelos de educación superior y en las propuestas de enseñanza – aprendizaje que pretenden sustentar la formación en adultos, en este sentido, el modelo debe permitir al estudiante usar estrategias de aprendizaje que contribuya a desarrollar habilidades y técnicas para el logro de objetivos y actividades. Este tipo de conocimiento es superior al mero uso de rutinas que incluso pueden ser reproducidas por un computador, lo que nos deja la necesidad de subrayar que la dinámica del pensamiento humano no termina en lo indicado anteriormente, pues no sólo es capaz de saber y dominar de manera eficiente el “cómo” asimilar y procesar la información para llegar al conocimiento, sino también de preguntarse el “por qué” y de las consecuencias de la aplicación del conocimiento (González, A. E. 1995).
Con la necesidad de poder recalificar la mano de obra con el avance de la tecnología y el requisito imperioso del desarrollo de habilidades nuevas en los colaboradores de las empresas se ve la necesidad de hacer uso de la propuesta andragógica en la que el docente es el responsable de diseñar el currículo, las preguntas, los debates, y la evaluación de acuerdo con las necesidades del aprendiz; pero por otro lado la propuesta de la heutagogía en la que es el aprendiz quien toma un rol verdaderamente protagónico ya que es él quien ajusta el curso del aprendizaje, diseña y desarrolla el mapa del aprendizaje, desde el currículo hasta la misma evaluación (Hase 2009) tiene un rol significativo y protagónico.
Hoy es necesario comprender al estudiante adulto en su capacidad de aprendizaje auto – determinado y pone al descubierto a la andragogía, reinterpretándola y superándola desde el punto de vista de la autonomía que goza el estudiante adulto, dando origen al concepto de Heutagogía, relativamente nuevo, siendo acuñado por Hase y Kenyon (2000). Esta teoría sustenta la forma de aprender de un adulto consciente y dueño de su aprendizaje, de un aprendiz libre y crítico que hace uso efectivo y eficiente de las posibilidades que las tecnologías le ofrecen, y aplica los conocimientos y habilidades adquiridas anteriormente para profundizar en algún tema o adicionar conocimientos y habilidades a su ya vasto inventario de las mismas.
Son estos adultos preparados, conscientes de sus fortalezas y áreas de oportunidad, quienes destacan en las empresas, quienes llevarán a sus áreas de trabajo a crecer y expandirse, son estos adultos capaces de autoaprender y automotivarse quienes modelan la imagen de los nuevos colaboradores, quienes no requieren plazos ni cuotas específicas a cubrir, a quienes no se les indica la ruta sino que ellos mismos la definen, y quienes no se detienen ante eventualidades, sino que buscan en el infinito de posibilidades que hoy tenemos la forma de dar la vuelta y comenzar nuevamente.
