
El pasado 20 de septiembre el Senado de la República presentó una iniciativa en materia de inteligencia artificial, ciberseguridad y neuroderechos que pretende dar certeza jurídica a los usuarios de las diferentes redes sociales sobre sus tendencias de navegación o rutinas de búsqueda en sus diversas modalidades.
La protección de la privacidad de los usuarios se ha vuelto fundamental, pues ahora basta con que hagas una búsqueda sobre algún tópico para que, en forma casi inmediata, una serie de anuncios u ofertas aparezcan en tus redes sociales, correo electrónico, etc., lo cual indica que pueden pronosticar un poco el comportamiento de los cibernautas.
Incluso basta sólo con mencionar verbalmente algún tópico para que la avalancha de información de ofertas y anuncios alusivos a este comentario empiecen a llegar a los dispositivos electrónicos del usuario.
Esta iniciativa en automático provocó una serie de foros sobre inteligencia artificial, cursos, seminarios, diplomados, no solamente nacionales sino también internacionales.

Muchos de estos eventos anunciaban como algo preocupante el avance de la inteligencia artificial, ya que en algunas profesiones habían logrado superar las preguntas de un examen profesional, en el peor de los casos con apenas suficiente y otros con un buen examen sin llegar a ser sobresaliente, y en las actividades económicas administrativas lograba puntajes interesantes en los exámenes, por ejemplo, para licenciatura en derecho aprobados.
En materia fiscal advertían sobre la fiscalización en una forma más enérgica por parte de las autoridades hacendarias, provocando con esto una avalancha de auditorías o revisiones fiscales a todos los contribuyentes, todo esto con gran alarma.
Un escenario de verdadero terrorismo fiscal ahora informático y, desde luego, asistido por inteligencia artificial.
Esto que podría parecer el futuro realmente no lo es, ya que desde hace algunos años las autoridades hacendarias (concretamente el SAT) las ha utilizado con bastante éxito, razón por la cual a pesar de que no hay un incremento en las tasas de los diversos impuestos, la recaudación se ha incrementado en forma gradual.
El primer golpe lo dio desde el año 2015, cuando publicó su libro “El ADN digital”, en donde se establecen los pasos que seguirá el SAT para una recaudación mas eficiente. Y desde ese año el uso de las tecnologías de información se ha aprovechado casi con toda su potencialidad. Como lo leyó: desde el 2015.

Aunque no es la primera vez que utiliza la tecnología para ser eficiente, hay que recordar que durante muchos años y hasta junio de 2001 las declaraciones se presentaban en forma impresa, y desde ese año utilizaban tecnología OCR (Optical Character Recognition).
Gracias a esta tecnología podía incorporar a su base de datos todas las declaraciones impresas, esa era la razón por la que las declaraciones en aquel entonces se solicitaban elaboradas a máquina y con un tipo especifico de letra, ya que los digitalizadores de imágenes (scanner) reconocían los datos y cifras de las declaraciones y las incorporaban a sus bases de datos.
Regresando al boom que se ha generado por la inteligencia artificial, el programa que más se menciona para este propósito es ChatGPT, aunque no es el único pues existen varios más que cumplen con el mismo propósito.

Tomando en consideración una respuesta de la aplicación ChatGPT respecto a qué es la inteligencia artificial, en su primera respuesta nos indica precisamente una de las funciones que el SAT ha estado utilizando desde 2015: reconocer patrones de comportamiento de los contribuyentes.
Así, el SAT ha podido reconocer a aquellos contribuyentes que “compran” facturas o aquellos que su contabilidad electrónica no cumplen con los requerimientos establecidos en resolución miscelánea fiscal, incluso aquellos que facturan operaciones y que en su objeto social no se incluye esta actividad o que las actividades registradas no coinciden con los conceptos facturados, de esta manera también pueden identificar a las empresas que facturan operaciones simuladas (EFOS), o aquellas que deducen operaciones simuladas (EDOS).
Y mientras tanto los profesionales en fiscal o contaduría se preocupan por si este tipo de herramientas tecnológicas “los van a dejar sin empleo”.

Hay que recordar que esta paranoia de “quedarse sin empleo” no es nueva, recordemos que cuando las calculadoras aparecieron surgió este miedo patológico, o qué decir de la instauración de las computadoras con programas que hacían las labores con mayor rapidez y eficacia, o el surgimiento de los CFDI´s, con toda la información que contienen y que puede incorporarse a la contabilidad en forma automatizada.
Ahora la llamada “inteligencia artificial” surge como la nueva amenaza para algunas profesiones (lo cual no es cierto), tan no es cierto que el mismo SAT ya la está utilizando como una herramienta eficaz para sus propósitos (recaudar mejor).
Los programas de inteligencia artificial son una herramienta más que los usuarios deben utilizar para ser más eficientes y eficaces y tener la posibilidad de dar calidad a sus servicios, dejando todas las labores repetitivas como algo que esta herramienta puede realizar. Un ejemplo de esto es el mismo programa Excel, que ya tiene incorporado la aplicación ChatGPT permitiéndonos elaborar tablas sin necesidad de capturar una sola cifra, o redactar contratos, cartas, mensajes, correos electrónicos con el estilo propio del usuario.

La inteligencia artificial es una herramienta más, no una amenaza, claro si se usa de manera correcta.
El futuro es hoy.
Tempus Fugit.