Mexicorrido vámonos pa´ Hidalgo …

Disfruta Hidalgo

Los sabores y aromas de la comida hidalguense te indican que la mesa está siempre lista para recibirte.

La cultura gastronómica hidalguense

Hidalgo es un estado exquisito, sobre todo si de comida se trata; tiene tierra fértil en la zona semiárida del Valle del Mezquital y en la Huasteca o en el Valle de Tulancingo. Esta diversidad biológica da flores, frutos y fauna que se combinan con la pluralidad cultural y nuestra historia, así́ como diversidad étnica los hñähñús, tepehuas, huastecos y nahuas, aporta una gran tradición de platillos basados en flores e insectos que existen desde tiempos ancestrales, a ello se suma la cultura europea, ya sea española o inglesa, que nos legó́ un rico patrimonio en procesos, recetas y nuevas especies.

Visitar Hidalgo nos invita a vivir una experiencia gastronómica única, a buscar las temporadas que anteceden a la primavera en donde se dan las flores de palma y maguey (gualumbos), o los escamoles y xamues (chicharras de mezquite), la temporada de lluvias donde se dan los chinicuiles (gusano rojo de maguey) y una variedad de hongos comestibles; llega después la cosecha de maíz con lo mejor de sí.

Para comer en Hidalgo hay que saber de ingredientes, tianguis y mercados, leñas para el fogón, recolección, cocineras, tlachiqueros, procesos, utensilios, tradiciones, rituales, migraciones, temporadas del año, recetas y sazones; es lo que compone la cultura gastronómica hidalguense que abre los sentidos de nuestros visitantes en los más agraciados y exquisitos platillos.

Plato fuerte

Un platillo reinante de la cocina mexicana y muy típico en Hidalgo: la barbacoa. Compleja en su preparación, hecha de carnero, envuelta en pencas de maguey y horneada en un hoyo en el piso; se come con tortillas calientes y se acompaña de su propio jugo llamado consomé, es muy común en las fiestas.

En el Valle del Mezquital se dice que “todo lo que corre y vuela, a la cazuela”, así los hñähñús acostumbran preparar xincoyote (lagartija), víbora de cascabel, zorrillo, conejo, caracoles, escamoles, xamues, entre otros platos, que más que exóticos son parte de una singular riqueza natural y cultural.

En la Huasteca se festeja con un tamal de gran tamaño: el zacahuil, preparado con masa de maíz, chiles secos y carne de pollo, guajolote y cerdo, todo envuelto en hoja de plátano.

¿Nos echamos un hidalgo?

En la región abundan los magueyes y claro que nos gusta rasparlos para obtener el aguamiel, y así beber un rico pulque bajo ese ritual de las cruzadas, momento en que dos amigos cruzan sus brazos con su jarro de pulque y se castiga “al que deje algo”. En la Huasteca también se produce caña de azúcar, con la que se prepara el aguardiente y el refino.

¿Y los antojitos?

Así como en la cultura mexicana, en Hidalgo el maíz es un elemento indispensable, sobre todo en la Huasteca y el Valle del Mezquital. Pero también la cultura europea nos dejó́ los deliciosos pastes, que son la delicia de la comarca minera.

Chalupas: Tortillas pequeñas preparadas con papa, pollo, salsa, queso, rábano y lechuga.

Pambazos: Pan con papa o chorizo, con salsa, lechuga y queso.

Bocoles: Gorditas pequeñas de maíz preparadas con manteca queso y tierritas.

Quesadillas: De múltiples rellenos, sobre todo de flores o de hongos en temporada o un típico queso hidalguense.

Tlacoyos Y Tayoyos: Empanadas, tulancingueñas y guajolotes.

FUENTE: https://s-turismo.hidalgo.gob.mx/

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