
Tecnología Educativa. Diversidad de modelos, formas y aplicaciones para favorecer el aprendizaje.
Diana González
Tendencias van y vienen respecto a la forma de transmitir conocimientos, a la manera en la que impartimos clases, o los modelos con los cuales trabajamos desde la academia formal o no formal. Lo que es un hecho es que la tecnología en este proceso no es nueva, ni llegó con la pandemia. Las herramientas, modelos, o metodologías que usamos y las que han sido utilizadas han sido acompañadas por diversas “tecnologías”, cada una en su etapa correspondiente. Lo que debemos considerar es que la formación no puede quedarse fuera del avance tecnológico y es obligatorio incorporar, con el mismo ritmo con el que avanza, sus nuevas propuestas.
De acuerdo al Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2023 sobre tecnología y educación, “La tecnología hace referencia a la aplicación de conocimientos científicos en cualquier ámbito de la vida”. Y conocemos como o denominamos tecnología educativa a las aplicaciones de la tecnología de la información y comunicación para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje en cualquier nivel académico, incluyendo la formación en oficios, la educación no formal y la formación continua en general. Según la UNESCO, organismo responsable de recoger la información, clasificar y publicar este informe, la tecnología educativa se caracteriza esencialmente por tres características mediante las cuales podemos visualizar la diversidad de modelos, formas y aplicaciones que de ella se derivan.
En primer lugar, adopta muchas formas, ya que abarca una variedad de herramientas superpuestas, integradas e independientes; por ejemplo, una computadora, un libro, un instrumento de escritura, una enciclopedia, un mapa, un archivador, un monitor, un televisor, un micrófono, una cámara, un teléfono, una radio y un tutor electrónico, todas ellas son categorizadas como tecnología. En ocasiones son tecnología específicamente diseñada para la academia o puede migrar su uso desde otra actividad e incorporarse en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cada modalidad constituye una tecnología educativa, pero, al mismo tiempo, presenta diferentes usos posibles. Cada una requiere infraestructura, diseño, contenido y metodología para promover el aprendizaje de acuerdo a las necesidades y contextos.
En segundo lugar, la tecnología educativa funciona de muchas maneras. Puede alojar contenidos, dinamizar distintos tipos de comunidades, o conectar a tutores y aprendices, o por qué no, todas juntas o una combinación de ellas. Proporciona acceso a la información y al conocimiento. Reúne, analiza y notifica datos y elabora informes y modelos. Es utilizada para el aprendizaje formal, informal o no formal y para evaluar lo que se ha aprendido. Es posible ajustarla al estilo de aprendizaje para el cual está diseñado el programa y llevarlo de manera individual o en grupo; en línea o sin conexión a Internet; de forma independiente o interconectada. Es utilizada como herramienta para favorecer y fortalecer la productividad, la creatividad, la comunicación, la colaboración, el diseño y la gestión de datos. Esto además evoluciona de manera constante y a un ritmo acelerado.
En tercer lugar, las tecnologías educativas están cada vez más integradas. Con frecuencia, la convergencia de tecnologías —como las aplicaciones y los dispositivos—, el rápido desarrollo de nuevas tecnologías y la migración de aplicaciones a la nube dificultan su diferenciación, clasificación o evaluación de dichas tecnologías.

Tomando como referencia la Declaración de Incheon y en el Marco de Acción Educación 2030, la función de la tecnología en la educación tiene una relevancia mayor a partir de la pandemia Covid -19. Alcanzar todo el potencial que cada desarrollo tecnológico ofrece es un desafío constante a cada sistema y subsistema ya que las necesidades son diversas. A menudo las opiniones sobre la función de la tecnología educativa están claramente divididas. Sin embargo, tienen concordancia al señalar que hay desafíos importantes a considerar, como: i) el reconocimiento de lo perjudicial que pueden ser, usadas inapropiadamente, algunas aplicaciones; y ii) las condiciones que deben darse en todo el sistema a fin de que la tecnología en la educación alcance todo su potencial.
En el ODS 4, se depositan grandes expectativas en la tecnología.
De la consecución del ODS 4 depende de las oportunidades y de los desafíos que plantea la tecnología. En la Declaración de Incheon se explica con claridad: “Es preciso aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para reforzar los sistemas educativos, la difusión de conocimientos, el acceso a la información, el aprendizaje efectivo y de calidad, y una prestación más eficaz de servicios”. En el Marco de Acción Educación 2030, se exhortó a los sistemas educativos a “ser pertinentes y adaptarse a […] los avances tecnológicos”, así como a ayudar a los niños, jóvenes y adultos a adquirir “las aptitudes y competencias flexibles necesarias para vivir y trabajar en un mundo […] impulsado por la tecnología”. Determinadas metas del ODS 4 están relacionadas con la tecnología: “Un sistema de educación terciaria […], que aproveche la tecnología, los recursos educativos de libre acceso y la educación a distancia, puede mejorar el acceso, la equidad, la calidad y la pertinencia”. Para ello es requisito crear políticas y programas para “ofrecer una educación […] a distancia de calidad.
Existen dos indicadores relacionados con la tecnología que se utilizan para realizar un seguimiento de las competencias para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento: la proporción de jóvenes y adultos con competencias en tecnología de la información y las comunicaciones (indicador 4.4.1) y con al menos un nivel mínimo de competencia en alfabetización digital (indicador 4.4.2).

La tecnología se presenta como un elemento que puede contribuir a la igualdad en el marco de la meta 4.5, según la cual mediante “aprendizaje a distancia, capacitación en materia de las TIC, acceso a tecnología adecuada y la infraestructura necesaria” se puede “crear un entorno de aprendizaje en el hogar y en zonas de conflicto y áreas remotas, en especial para […] grupos marginados”. Las tecnologías móviles “son muy prometedoras para acelerar el progreso” hablando la formación de adultos. En el marco de la meta 4.a, referente a entornos de aprendizaje, se invita a los países y a sus instituciones a velar por que “todos los establecimientos […] tengan […] materiales de aprendizaje y tecnología adecuados”.
Proporcionar al personal las “aptitudes tecnológicas adecuadas para utilizar las TIC y las redes sociales, así como competencias básicas en materia de medios de comunicación y de análisis crítico de las fuentes; y capacitarlos sobre cómo responder a las necesidades” es una tarea primordial para las áreas de capacitación en las organizaciones, no solo para avanzar hacia los objetivos de innovación que cada empresa tiene, sino como una responsabilidad que hoy tenemos con el crecimiento y fortalecimiento económico de nuestras comunidades, responsabilidad que sobrepasa lo que se ve a simple vista, cada empresa o institución tiene en sus manos el poder y la gran oportunidad de formar, capacitar y asesorar a sus equipos para adquirir competencias digitales que permitan una rápida incorporación al mundo digital, una adecuada participación en el mismo y una actitud responsable sobre los recursos que se utilizan. De esta forma apoyamos a que sean ellos mismos, nuestros colaboradores, quienes modelen a sus aprendices, hijos o cercanos, en la utilización adecuada y responsable de los recursos digitales, fortaleciendo no solo lazos parentales, sino acelerando el proceso de convivir y aprender juntos.
