LAS 15 REGLAS DEL GERENTE EXITOSO

LAS ENSEÑANZAS DE W. J. KING

En una colaboración previa (TALENTO EMPRESARIAL, noviembre 2018), señalé mi preocupación por la tendencia de ciertas instituciones mexicanas de educación superior a privilegiar la formación científica y técnica de sus egresados a costa de desarrollar su parte humana. Lo que esta falla acarrea es que cuando uno de sus egresados – sobre todo en el caso de las ingenierías – ocupa una responsabilidad de mando o inicia su propia empresa, no sabe cómo llevarse bien con su gente debido a su anémica deficiencia en competencias sociales tan básicas como comunicación, liderazgo y trabajo en equipo.

Tal fue el caso de W.J. King, un ingeniero estadounidense, quien al ser promovido a un puesto gerencial cayó en la cuenta de lo complicado que le resultaba el intrincado mundo de las relaciones humanas. A base de grandes y personales esfuerzos, aprendió aquellas habilidades que su universidad nunca le enseñó. Fue así como decidió formular una serie de consejos para aliviarles el sufrimiento a los ingenieros de las nuevas generaciones. Fueron originalmente publicados por la revista Mechanical Engineering en 1944 y reeditados en 2010 al constatar que no habían perdido un ápice de vigencia. Evidentemente el mundo ha cambiado, pero las necesidades humanas siguen siendo las mismas.

Te comparto, lector/lectora, estos consejos, basado en mi propia traducción del  texto original; los he aderezado también con mis propios comentarios. Ya sea que ocupes una posición gerencial o no, estoy seguro de que les sacarás un enorme provecho por tratarse de enseñanzas de las que todos podríamos beneficiarnos en nuestras responsabilidades laborales cotidianas.

  1. NO SEAS TÍMIDO, DI LO QUE PIENSAS Y PROMUEVE TUS IDEAS. King plantean que muchos se concretan a hacer lo que se les pide. Si bien es cierto que a veces “calladito te ves más bonito”, expresar con asertividad tu punto de vista te llevará más lejos. Y es que si no dices lo que piensas, la gente pensará que no tienes mucho que decir y acabará haciéndote de lado. Aun si crees que tu idea no es particularmente extraordinaria, compártela: tal vez otros le concederán el valor que tú le escatimas.
  1. SÉ CLARO Y CONCISO EN TU COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA. Cierto, vivimos en México y el “rollo” se nos da por naturaleza. Pero ¿cuántas veces nos asalta el deseo de picarnos los ojos cuando un colega habla, habla y habla sin concretar nada? Busca la manera de decir lo que quieres decir en 20 palabras, no más. Si los demás captan tu idea desde el principio, les harás la vida más placentera.
  1. CONCRETA TUS ACCIONES. Este consejo podrá parecer más que obvio, pero numerosos ejecutivos se consideran los grandes genios de la humanidad: están ahí para proponer las grandes ideas que supuestamente habrán de transformar la compañía. Sin embargo, sus llamaradas de petate acaban desvaneciéndose como el humo, pues nunca llegan a concretarlas.
  1. MANTÉN INFORMADO A TU JEFE INMEDIATO. ¿Por qué? Por una sencilla razón: él o ella debe estar enterado de lo que estás haciendo. No hay pesadilla peor para él o ella que el director le haga una pregunta sobre el estatus de algún proyecto y éste se vea forzado a contestarle: “La verdad, no lo sé, jefe; déjeme averiguarlo”.
  1. ÉCHALE GANAS A TODO, NO SOLO A AQUELLO QUE CONSIDERAS IMPORTANTE. Si obtuviste tu título profesional de manera reciente y estás lista para cambiar el mundo en dos patadas, ármate de paciencia. Un error que a menudo cometen los recién egresados es que le hacen el feo a las actividades menores que les son encomendadas, preguntándose “¿Y para esto me aventé cinco años de carrera?” Lo que no se dan cuenta es que sus superiores observan, desde lejos, cada una de sus acciones, sabedores de que un empleado comprometido se manifiesta en lo pequeño y en lo grande.
  1. SOLICITA OPINIONES Y RECOMENDACIONES. Nadie sabe todo lo que tendría que saber sobre cómo realizar un trabajo; ni siquiera los más capaces o experimentados. Mucho menos en la época actual, en la que la innovación y el cambio son el pan de cada día. Por ello no hay nada malo en pedir ayuda y solicitar, con humildad, las opiniones y recomendaciones de nuestros colaboradores.
  1. NO LE PONGAS PEROS A LAS ÓRDENES DE TUS SUPERIORES. Si bien los estilos de liderazgo son cada vez más abiertos y participativos, algo que no está a discusión es la línea de mando: una orden es una orden y como tal deberá ser obedecida. Esto no quiere decir, desde luego, que haya de ser obedecida ciegamente. Sin embargo, si ésta resulta ser una instrucción equivocada, de cualquier forma estás protegido, ya que el responsable será quien la dio y no el que la llevó a cabo. Ciertamente, estás en todo tu derecho de hacerle ver a tu superior las consecuencias negativas de realizar tal o cual acción. Sin embargo, la palabra final siempre la tendrá él o ella.
  1. EVITA LA MICRO-GERENCIACIÓN. Micro-gerenciar quiere decir que todos los trámites, procesos y decisiones han de pasar a fuerzas por el escritorio del jefe o la jefa. King da cuenta de un gerente que absurdamente requería que hasta el trámite más pequeño llevase su firma de aprobación. Como era de esperarse, se generó un gigantesco cuello de botella cuando la pila de autorizaciones pendientes empezó a crecer exponencialmente.  Su afán controlador no solo había entorpecido los procesos más simples sino que se ganó el resentimiento de sus colaboradores, quienes se sintieron víctimas de su desconfianza. Sobra decir que este jefe incauto muy pronto hubo de aprender a delegar.
  1. NO TEMAS ADOPTAR DECISIONES RÁPIDAS Y SEGURAS. Así como un cirujano debe aprender a realizar un corte con precisión y certeza, se podría decir que un ejecutivo ha aprendido a ejecutar cuando sus decisiones son tomadas de manera ágil y segura. Para ello solo tienes que seguir cuatro sencillos principios: 1) Recopila la información pertinente. 2) Si los pros y las contras son más o menos parejos, toma una postura: ¡no tiene caso posponer indefinidamente! 3) No temas equivocarte, nadie es perfecto. 4) Es inútil querer darle gusto a todos; eso sí, escucha a cada uno de los involucrados para que quienes resulten “perdedores” al menos se sientan tomados en cuenta.
  1. ANTE LOS CLIENTES, TÚ ERES LA COMPAÑÍA. Como clientes potenciales, seguramente todos hemos pasado por la amarga experiencia de encontrarnos con empleados que nos responden con linduras tales como “No sé” o “Eso a mí no me corresponde”, en vez de “No lo sé pero ahorita mismo le busco una respuesta” o “Déjeme ponerlo en contacto con la persona que le dará la información que solicita”. Así que grábate en la mente que si trabajas para la empresa ACME, ante los ojos de un cliente tú eres la empresa ACME: ¡no hay vuelta de hoja!
  1. NO TOMES A LA LIGERA LAS EVALUACIONES DE DESEMPEÑO. La evaluación periódica de la calidad de las aportaciones de cada empleado es, como sabemos, una de las responsabilidades fundamentales del superior inmediato. El problema es que en ocasiones éste la convierte en un acto rutinario y menosprecia la importancia de la retroalimentación puntual y específica a su subalterno. Correrá así el riesgo entonces de que cuando le señale una falla, éste le podría contestar con razón: “¿Y por qué tuviste que tardarte tanto tiempo para hacerme ver semejante carencia?”.
  1. NO TE PIERDAS LA OPORTUNIDAD DE EXPRESAR EL RECONOCIMIENTO. Cierto, portarte “buena onda” no te convierte en un líder extraordinario; tampoco se trata de que le hagas al inquisidor, ya que el líder ejemplar personifica ambas cualidades: sabe exigir y sabe también apoyar y estimular. King señala al respecto: “Aquellos que no hacen bien las cosas reciben una retroalimentación constante; sin embargo, con frecuencia pasamos por alto darle una retroalimentación positiva a nuestros mejores empleados”.
  1. EL RESPONSABLE DE LOS RESULTADOS DE TUS SUBALTERNOS ERES TÚ. Se dice, con cierto sentido del humor, que cuando El Tri gana nos pavoneamos como pavorreales con un “¡Ganamos!”, pero que si pierde entonces les pasamos la factura con un acusatorio “¡Perdieron!” De similar manera, un gerente debería abstenerse de tan oportunista práctica. Ya sea que sus colaboradores hayan hecho bien o mal las cosas, deberá hacerse responsable por las acciones de estos ante los niveles superiores.
  1. SIEMPRE DEBES ESTAR ENTERADO DE LO QUE SUCEDE EN TUS DOMINIOS. Como gerente, es bueno que tus subalternos te pongan al día de lo que está pasando en tu área o departamento. Pero, siendo realistas, esto muchas veces no sucede por la falta de tiempo. Esto no quiere decir que los demás te deban entregar informes detallados; muchas veces bastará con darte un tiempecito para visitarlos y conversar informalmente con ellos.
  1. APRENDE A LLEVARTE BIEN CON TODO TIPO DE PERSONAS. Para este propósito, King proporciona las siguientes sugerencias: Si tuviste un conflicto o desacuerdo con alguien, no le guardes resentimiento, ya que el que acabará desgastándose emocionalmente serás tú; no te apresures a acusar a alguien por sus fallas; es posible que por no conocer  detalle las circunstancias, cometas una injusticia; concede a los demás el beneficio de la duda; aunque te cueste trabajo, es mejor partir de la premisa de que ellos son tan razonables e inteligentes como tú.

Bibliografía: King, W.J. & Skakoon, J.G. (2010). “The unwritten laws of engineering”. Mechanical Engineering, 132(10).

Por:

RAÚL ERNESTO GONZÁLEZ PINTO, Consultor en ESTRATEGIAS DE CAMBIO organizacional y capital humano

 

 

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