La política industrial en La Laguna
Mtro. Roberto Bernal Lee
Director de Promoción de Inversiones y Desarrollo Empresarial
Torreón 2019 – 2021
Septiembre 6, 2019
El desinterés de un gobierno en seguir lo dictado por la economía neoclásica se puede reflejar en una falta de liderazgo y de visión para dirigir a una economía hacia su máximo potencial. “Dejar hacer” a la economía actuando solamente ante las fallas de mercado es equivalente a tener una empresa que genera dinero, pero está a expensas de competencia que —con desempeño cada vez más productivo— reduce el umbral potencial que nosotros podemos ganar. En el mundo hay poder adquisitivo limitado con crecimiento moderado, donde sólo las mejores empresas y países se quedan con la parte más grande del pastel. Una economía sin un involucramiento activo del gobierno es como una empresa cada vez menos capaz de competir y obsoleta ante otras con visión, estrategias y acciones para operar de manera más eficiente con mejores resultados. Una economía sin involucramiento de gobierno es un como niño sin ganas de postre.
La política industrial es un proceso de transformación estructural en el que se llevan a cabo esfuerzos para mejorar y diversificar las actividades industriales en una economía mundial interdependiente. En los países industrializados ya existen habilidades individuales y “know-how” que, junto a las capacidades productivas reflejadas con infraestructura física como maquinaria más sofisticada, dan a los productores ventajas de costo y productividad. Es decir, en países industrializados se produce más con los mismos costos o se reducen los costos produciendo lo mismo.
Alcanzar a los países industrializados requiere de dos cosas:
- Fortalecer las capacidades para acelerar y administrar la transformación estructural y tecnológica.
- Acumular capacidades productivas a través de un proceso sostenido de inversión.
Ahora más que nunca requerimos de una política industrial que provea incentivos, dirección y coordinación. Muchas de las actividades de mayor valor agregado y de sectores que, hoy en día, caracterizan una transformación exitosa, son más probables de ser más intensivos en capital que las actividades de menor valor agregado. Un mejor acceso a tecnología y capital de equipamiento es común en economías avanzadas, pero, ante las presiones de una competencia global intensificada, la única manera de sostener un crecimiento y desarrollo económico es con mejoras rápidas en la productividad. Necesitamos mayor inversión en tecnología y en capital humano. Necesitamos que las empresas, los trabajadores, y la economía como un todo, adopten tecnologías cada vez más complejas y que se invierta en productos nuevos y más sofisticados.
Si queremos mantenernos competitivos en el mundo, es necesario especializar nuestra región de La Laguna en lo que mejor podemos hacer. Ya no es suficiente ser una ubicación de bajo costo, ahora es necesario reorientar nuestras actividades industriales hacia aquellas con mayor valor agregado y hacia nichos de manufactura intensivos en Investigación y Desarrollo. Analizando la región lagunera mediante la cantidad de empleos, la proporción de la producción local por actividad industrial, la distribución del valor agregado y la especialización económica a través de los cambios en las actividades a lo largo del tiempo, se determinan vocaciones económicas. Con las megatendencias tecnológicas, como la transformación digital, la manufactura avanzada, y la inteligencia artificial, tenemos oportunidades en los sectores automotriz, de maquinaria y equipo agroindustrial, y de energías renovables. Si logramos orientar a la academia para graduar especialistas en estas áreas y encadenamos a nuestros proveedores locales hacia nuestras vocaciones económicas, podremos mantenernos competitivos en el contexto internacional. Medir el éxito de nuestra economía con la cantidad de empleo ya no es suficiente, necesitamos empleos de calidad. Necesitamos menos operadores y más ingenieros especializados para que la gente en Torreón tenga buenos salarios y buena calidad de vida. Una política industrial exitosa es la llave a mejores situaciones de vida y a mayores aspiraciones personales de nuestras futuras generaciones. Una política industrial exitosa se basa en competencias y en capital humano. Una política industrial exitosa es perdurable.