La importancia de poner límites a los niños

La crianza de un niño no es tarea fácil, mucho menos hoy que muchos padres de familia han sido rebasados por la gran carga que el ser padres y gestores de familia conlleva al tiempo que sus demás roles les exigen muchas otras responsabilidades mientras que algunos de ellos buscan compensar sus ausencias y limitado tiempo con sus familias.  

Actualmente es muy común escuchar a los padres de familia hablar de sus dificultades para manejar los continuos, y en ocasiones descomunales, berrinches de los niños ante la demandante inmediatez con la que quieren ser atendidos y complacidos, así como frente a las exigencias de sus deseos e incluso ante la poca tolerancia a la frustración. Todas estas conductas son producto de una falta de límites que ha llevado a los niños a percibir que pueden hacer y demandar a su antojo, sin importar nada más, de tal modo que la falta de límites parece ser un mal común entre los infantes de hoy en día. 

Pero, ¿Qué significa poner límites y cuáles son las implicaciones que ello conlleva? Poner límites es contener, es establecer qué está permitido y hasta qué punto, lo que a su vez permite crear un ambiente de seguridad y bienestar, así como preparar a los niños para integrarse al mundo real, en donde solo son uno más, en donde hay reglas y consecuencias para quien las incumple, en donde no hay concesiones.

Los límites y las reglas ayudan a establecer orden y rutina regulando el día a día y promoviendo la armonía en los diferentes contextos en los que el niño se desenvuelve, al tiempo que se promueven valores como el respeto, la tolerancia y la responsabilidad. Estos deben establecerse con base en la comunicación oportuna, las explicaciones y una adecuada conexión emocional.

Poner ciertas restricciones es importante para el desarrollo emocional del niño y lo indicado es hacerlo a partir de que nace. Sé que puede pensarse que un bebé no necesita límites, pero es justo donde se empiezan a fincar los cimientos permitiendo al bebé desarrollar hábitos, una rutina y ordenar sus funciones y su pensamiento, mismos que habrán de seguir reforzándose para darles continuidad. Conforme va creciendo el niño, es importantísimo ser muy claros y consistentes en establecer los límites de acuerdo a su etapa de desarrollo, capacidades y limitaciones, de tal forma que el niño aprenda a respetarse a sí mismo, a los demás y a su entorno. El respeto recíproco es una base importante para un buen entendimiento entre padres e hijos, y es a partir del respeto que deben establecerse y adaptarse las normas, acuerdos y rutinas en función de la edad y necesidades de los niños, siempre en un entorno de tranquilidad.

Es importante hablar con los niños, conocer sus inquietudes y dejarles saber lo que se espera de ellos tanto en casa como en lugares públicos, así como las consecuencias de no atender a los límites acordados. Es necesario hacerlo con amabilidad, claridad y firmeza, e igualmente importante es reconocer y agradecer que se cumplan, así como establecer (y accionar) la pérdida de privilegios ante el incumplimiento de dichos acuerdos. Aun en lugares públicos, es indispensable no ceder por temor a que se nos monte un berrinche que, además de crear tensión, termine afectando a terceros que de ninguna manera tienen por qué perder su paz y armonía por nuestros niños aun cuando se encuentren en espacios comunes.

Si bien es cierto que puede ser frustrante para los niños no conseguir siempre lo deseado, también es cierto que de establecer límites oportunamente depende el saludable y armónico desarrollo emocional y conductual de los niños y, por ende, el de las familias.

Formemos niños que reconozcan y acepten sus posibilidades y limitaciones que como seres sociales deben atender, capaces de conducirse con libertad, respetuosos de las normas y del mundo que les rodea.

Escrito por: Chris Martínez.
@MartiinezChris       
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