
Los 5 poderes DEL LÍDER exitoso.
POR RAÚL ERNESTO GONZÁLEZ PINTO
Liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad.
Warren Bennis
¿Qué cualidades debe poseer un líder exitoso? La pregunta no solo es relevante sino perfectamente válida. El problema es que habría múltiples maneras de responderla. John Adair, por ejemplo, en su libro “Desarrolle su capacidad de liderazgo” enlista las siguientes: integridad, entusiasmo, tenacidad, equidad, calidez, humildad y confianza. Por su parte, el Centro de Liderazgo Creativo solo coincide con Adair en una. Las cualidades esenciales son, para ellos: integridad, saber delegar, comunicación, autoconocimiento, gratitud, agilidad de aprendizaje, influencia, empatía, coraje y respeto. ¿Quién está en lo correcto? Es imposible saberlo, ya que ambas listas de atributos – aunque bien intencionadas – son arbitrarias.

Yo he decidido transitar por un diferente camino, y lo que me pregunto es: ¿Qué tipos de poder debería poseer un líder exitoso? La ventaja de hacerlo de esta manera es que uno puede enumerar los tipos de poder con los dedos de las manos. Y a las pruebas me remito. En 1959, John French y Bertram Raven, profesores de la Universidad de Michigan, publicaron su célebre ensayo “Las bases del poder social”, en el que identificaron varios tipos de poder: coercitivo, legítimo, referente, de recompensa y de experto. Más de medio siglo después, en 2013, el Dr. Gary Yukl, catedrático de una universidad neoyorkina, confirmó en su libro “Liderazgo en las organizaciones” que, desde su parecer, dicha clasificación no había perdido su vigencia.
De los tipos de poder mencionados por estos autores, tres tienen que ver con el poder formal de un individuo: el legítimo emana de su cargo (presidente, director, gerente); el coercitivo deriva de su autoridad para hacer que un subordinado ejecute sus órdenes, y el de recompensa lo faculta a premiarlo por cumplir con lo que se le pide. Para algunos, estas formas de poder nada tienen que ver con liderazgo, pues un líder no tendría que castigar u ofrecerle premios a nadie para que haga las cosas. Uno de estos teóricos es el filósofo sudcoreano Byung-Chul Han, quien en su obra “Sobre el poder” afirma que el poder no debe basarse en la coerción, ya que de esta manera restringe la libertad del otro: “Quien quiera obtener un poder absoluto no tendrá que hacer uso de la violencia… es una creencia errónea suponer que el poder opera únicamente inhibiendo o destruyendo”. Es el caso de Napoleón Bonaparte, quien decía que cuando impartía una orden a uno de sus generales dejaba en sus manos la mejor manera de cumplirla.
A diferencia de los tres primeros, los otros dos tipos de poder identificados por French y Raven no dependen del poder formal del líder. Uno es el poder referente, el cual se da cuando los seguidores admiran al líder por sus cualidades, ya sea que este posea o no autoridad sobre ellos. “Este poder – explica el profesor Yukl – se deriva del deseo de los otros por agradar a alguien por quien profesan un pronunciado sentimiento de afecto, admiración y lealtad”. Sería el caso de líderes tan profundamente apreciados como Evita Perón o Nelson Mandela.

El poder de experto es la otra modalidad identificada por French y Raven que no surge de la autoridad formal. Proviene del conocimiento especializado que una persona posee y que los demás no tienen. Pensemos en un experto en sistemas, que no necesita ser jefe de nadie para hacer valer sus conocimientos profesionales y técnicos ante sus colegas de otras áreas. Similarmente, el poder de un consultor de negocios es un poder de experto.
SI LOS LÍDERES FUESEN SUPERHÉROES, ¿QUÉ PODERES TENDRÍAN?
Ken Blanchard, el conocido autor y consultor de negocios, sostiene que el éxito de los grandes líderes consiste en saber conglomerar a sus seguidores alrededor de una misma visión: la que él o ella les hizo sentir y hacer suya. Esta frase me hizo recordar a los superhéroes de las películas, y me pregunté: si un líder, como el de Blanchard, fuese un superhéroe, ¿qué poderes tendría? Identifiqué cinco, la mayoría de los cuales poco tienen qué ver con los de French y Raven. A diferencia del Dr. Yukl, considero que la realidad de estos dos teóricos y la que vivimos nosotros son fundamentalmente distintas, ya que – por fortuna – nos hemos ido desplazando del prototipo del líder rudo y autoritario del pasado a uno con habilidades psicosociales más desarrolladas y completas.
Las cinco fuentes del poder del líder que aquí propongo y visualizo son: 1) El poder de conocerse a sí mismo. 2) El poder de saber expresar sus sentimientos e ideas. 3) El poder de establecer relaciones exitosas. 4) El poder de ganarse el reconocimiento de otros. Y, como consecuencia de las cuatro primeras: 5) El poder de transformar vidas.
Describo a continuación cada una de estas formas de poder, así como los beneficios que podrías obtener, lector/lectora, de incorporarlos a tu propia persona.
EL PODER DE CONOCERTE A SÍ MISMO
Si te pregunto quién eres, ¿Qué me responderías? Digamos que me contestas: “Una profesionista exitosa”, a lo cual insistiría: ¿Es todo?, ¿Qué más?, ¿De verdad quién eres?
Gary Burnison, quien dirige la firma consultora Korn Ferry, es también autor de siete libros de liderazgo, entre ellos “The leadership journey” (La jornada del líder). Bajo su dirección, la compañía se ha transformado en una empresa global, pues cuenta con 7 mil empleados en 50 países. Su filosofía personal se puede condensar en la frase “si deseas liderar a otros tienes que empezar contigo mismo”. Y, como primer paso, recomienda la siguiente práctica: “Inicia cada mañana viéndote con atención al espejo con el propósito de reflexionar, evaluar y reafirmar tu compromiso con el mejoramiento continuo. Pregúntate: ¿qué puedo hacer – y ser – para cambiar aquello que veo en el mundo?”
La jornada del líder supone tomar conciencia de ti mismo, pues los cambios que te propongas implementar en tu ámbito profesional necesariamente habrán de comenzar contigo: “Tus actitudes y acciones – explica Burnison – se deslizarán en cascada hacia el resto de la organización, lo cual te llenará de seguidores. Así pues, créetelo, dítelo en serio y actúa en consecuencia”. En la medida en que estemos dispuestos a identificar nuestros puntos ciegos, podremos vernos cómo realmente somos. O, para decirlo en su término, nada como la autoconciencia para despejar la niebla del entendimiento.
John Manning, otro reconocido autor, apunta en “El líder disciplinado” que algo que él ha encontrado en común en los directivos empresariales que conoce es que estos se encuentran plenamente conscientes de sus fortalezas y debilidades. Los hábitos que no les funcionan, los desechan, y se hacen de otros nuevos. Si deseas emularlos, Manning nos habla de un proceso en tres pasos: a) reflexiona sobre los éxitos y fracasos que has tenido, b) analiza con lupa tu realidad presente, c) visualiza un futuro en el que las cosas saldrán tal como las ambicionas, ya que las enseñanzas obtenidas de tus éxitos y fracasos guiarán tu camino. Recomienda él también volver conscientes los valores por los que te dejas guiar en tus acciones diarias, ya sean estos, integridad, perseverancia, motivación, logro, humildad, disciplina, empatía, respeto o cualquier otro que resulte para ti significativo.

EL PODER DE SABER EXPRESAR TUS SENTIMIENTOS E IDEAS
Como profesor universitario, suelo repetirles a mis alumnos: si no tienes claridad en tus ideas, lo que digas o escribas tampoco resultará claro, y si no estás seguro de lo que quieres, menos seguro estarás aún de lo que digas. Gary Burnison traduce esta idea en algo que llama los “qués” y los “porqués”. Para él, la jornada del líder inicia estableciendo el porqué de la travesía. “Cuando tengas un propósito claro y convincente, decide la estrategia a seguir y reúne a la gente que habrá de acompañarte… Como líder de otros, no esperarás que estos te sigan a ciegas”. El “porqué” será el que tú decidas, lo importante es que todos sepan cuál es. Y, entre más sean los que lo entiendan y lo acepten, más serán los que te sigan. Te seguirán inclusive cuando las cosas se pongan difíciles, pues les habrás vendido la idea de qué vale la pena luchar por ellas.
Si el “porqué” es el propósito, el “qué” es la visión que nos atrevemos a soñar todos, en conjunto, para volverla realidad. El segundo poder del líder consiste en saber cómo transmitir ambos a los demás. Te daré un ejemplo de cómo hacerlo. Diana Krause, profesora de una universidad austríaca, realizó un estudio para evaluar el liderazgo del director de una orquesta sinfónica. Tras entrevistar a los músicos, pudo darse cuenta de que estos veían con admiración a su director, pues se sentían comprendidos y escuchados por él. Le dijeron cosas como: “me comparte información de fondo sobre las composiciones musicales”; “me explica las cosas a detalle”; “sabe cómo persuadir”; “demuestra un sólido conocimiento de las partituras”; “me identifico con él y adapto mi interpretación a su estilo de dirección”; “sé que me felicitará si hago las cosas bien”.
Diana Booher, autora del libro “Comunícate como un líder”, sugiere algunas de las maneras en las que puedes expresar tu reconocimiento a tus colaboradores: hazlo con cada uno, de manera personal; busca la manera de sorpréndelos, no lo hagas solo por seguir la rutina; no solo digas “¡bien hecho!”, asegúrate de que la persona sepa a qué se debe tu felicitación; compárteles anécdotas que ilustren de qué manera su buen trabajo está haciendo la diferencia.
EL PODER DE ESTABLECER RELACIONES EXITOSAS
Si bien el saber comunicarte con efectividad con los demás puede, sin duda, ayudarte a llevar una buena relación con tus colaboradores, no resulta suficiente: hay que hacerlo con entusiasmo. Elizabeth Long, especialista en liderazgo innovador, nos invita a no solo poner atención en las metas importantes sino a preguntarnos qué tan significativas les resultan a quienes las llevarán a la práctica. Así, al ponerte en el lugar de ellos, podrás entender su manera de sentir y pensar al respecto. “El poder eleva su potencia cuando mueve a la pasión, tanto la tuya como la de los demás, ” señala la autora.
El tercer poder del líder va más allá de sus atributos personales, pues dependerá de la calidad de su interacción con sus colaboradores, ya que un proyecto será aún más exitoso si sabes cómo hacerte de aliados. Por ello, trata de incluir en tus redes de apoyo a una gran variedad de personas, incluidos colegas de otras áreas, superiores, subordinados, clientes, proveedores, técnicos, abogados, mercadólogos y asesores, pues nunca se sabe cuándo requerirás de su ayuda.
Long se refiere a este tipo de poder como poder relacional y recomienda hacerse las siguientes preguntas para incrementarlo: ¿a quiénes debo recurrir para darle más vida a mi idea?, ¿Quiénes podrían apoyarla y quiénes anticipo que podrían ofrecer resistencia? Y, sobre todo, ¿Quiénes se beneficiarán de ella?

EL PODER DE GANARSE EL RECONOCIMIENTO DE OTROS
Como hemos visto hasta ahora, resulta sumamente importante: a) lo que el líder tenga qué decir, b) cuál será la mejor manera de decirlo y c) de qué manera se ganará el apoyo de otros para que su visión pueda convertirse en realidad. Por lo tanto, el reconocimiento de otros (este es el cuarto poder del líder) se gana sabiendo llegar no sólo a sus mentes sino a sus corazones. En su libro “Las 21 leyes irrefutables del liderazgo”, John Maxwell incluye entre estas la Ley de Conexión. “El corazón viene primero – argumenta –, ya que los líderes efectivos saben que primeramente han de tocar el corazón de las personas antes de pedirles que les echen la mano”. Parte de la premisa de que difícilmente podrás llevar a la gente a la acción si antes no tocas sus fibras más sensibles.
Maxwell explica que la razón por la que algunos líderes tienen problemas para llevar a la práctica la Ley de Conexión es porque erróneamente piensan que los que deben hacer la conexión con las ideas no son ellos sino sus seguidores. “Si no te me acercas, ¿Cómo voy a saber si te interesa?”, se preguntan, en vez de tomar la iniciativa de vender sus ideas. Si hay resistencia, tal vez las cosas no resultarán fáciles, pero siempre será el líder quien deba dar el primer paso.
Otro obstáculo para ganarse el reconocimiento de otros es no querer, o no saber, valorarlos como personas. En un ensayo reciente para la revista “Harvard Business Review” (Septiembre-octubre, 2021), Julie Battilana y Tiziana Casciaro, ambas profesoras de negocios, aseveran que la arrogancia y la falta de humildad de muchos directivos suelen socavar su efectividad como líderes. Esto se debe a que están tan acostumbrados a mandar y dar órdenes que se olvidan de tomar en cuenta el pensar y sentir de los demás. “Las personas no se sentirán motivadas a hacer su mejor esfuerzo si perciben tu desconexión y tu desinterés hacia ellas”, puntualizan las autoras. Por ello, los líderes deben cultivar la humildad y la empatía, para no caer en la tentación de mostrarse arrogantes y autosuficientes.
¿Aprobarías, en lo personal, un examen de humidad? Si respondes de manera afirmativa a las siguientes preguntas, podrías considerarte una persona humilde y, por lo tanto, exenta del problema antes señalado: 1) ¿Tienes el hábito de pedir retroalimentación, aunque esta no te resulte favorable? 2) Cuándo desconoces cómo hacer algo, ¿te cuesta trabajo admitirlo? 3) ¿Sabes reconocer cuando alguien tiene más habilidades y conocimientos que tú? 4) ¿Te esfuerzas por valorar las fortalezas de otros? 5) ¿Expresas tu reconocimiento a otros por sus contribuciones?
La manera ideal en que un líder puede ganarse el reconocimiento a otros es mostrando empatía. Un error que frecuentemente cometen los ejecutivos jóvenes es esforzarse tanto en hacer las cosas bien, que olvidan poner atención al sentir de sus colaboradores. Para prevenir que esto suceda, Battilana y Casciaro recomiendan las siguientes acciones: A) Deja tu escritorio y sal a convivir con los demás para vivir un poquito su realidad cotidiana y, de paso, conocerlos mejor como personas: ¿le van al América o al Santos?, ¿tienen una mascota?, ¿qué odian hacer y qué les apasiona? B) Compárteles cosas sobre ti mismo; cuáles han sido los “osos” y fracasos de los que has aprendido, así como las satisfacciones y triunfos de los que te sientes orgulloso. C) Abandona de vez en cuando las instalaciones de la compañía y “échate un clavado” a los alrededores. En la medida en que abandones tu zona de confort, desarrollarás más empatía hacia los demás y la realidad social de la que formas parte.

EL PODER DE TRANSFORMAR VIDAS
Como habrás imaginado, si un líder se esfuerza por cultivar las cuatro maneras de ejercer el poder vistas hasta ahora, la quinta prácticamente se dará por añadidura: transformar favorablemente las vidas de quienes le rodean. O, como diría Gary Burnison, IRRADIARÁS PASIÓN CON SENTIDO. Y esa pasión que sientas en lo más profundo de tu ser, resonará en todos y cada uno de los integrantes de tu organización.
Si bien es importante que la gente conozca el “qué” (la visión) y el “porqué” (el propósito) de la compañía, así como el plan estratégico que volverá a ambos realidad, lo que realmente moverá a la acción a tu gente es la pasión con sentido que sientan en cada uno de tus gestos y palabras. El mejor vehículo para transmitir esa pasión serán las historias que les cuentes sobre los triunfos y fracasos que nos han traído hasta aquí. “Cuando le metes emoción a tu mensaje – señala el mandamás de Korn Ferry –, movilizarás a tus seguidores hacia un lugar en el que se sientan “más”: más decididos, más preparados, más confiados, y más empoderados… Como líder, tu trabajo es inspirar a tus colaboradores para que se empoderen a sí mismos”.
El empoderamiento es la manera en que se ve a sí mismo el talento humano cuando se da cuenta de lo que es posible si se atreve a visualizarlo. Técnicamente hablando, es la manera de equipar a los integrantes de la organización para tomar decisiones que vayan en línea con el “qué” y el “porqué” que nos une. Juntos, el “qué” y el “por qué” constituyen los cimientos del liderazgo. Y al abrazarlos, el Yo se convierte en Nosotros.
Según explica Burnison, el trabajo del líder es establecer el punto de destino, pintar las líneas de los carriles y recordarles a nuestros acompañantes en la jornada por qué es importante llegar al destino fijado. El resto nos encargaremos de hacerlo todos y cada uno desde nuestra esquina.
YA ESTÁ AQUÍ LA ERA DEL LIDERAZGO CUÁNTICO
“Liderazgo cuántico – La nueva conciencia de los negocios” (“Quantum leadership – New consciousness in business”) es un libro reciente del empresario Frederick Chavalit Tsao, escrito en colaboración con Chris Laszlo. En él se establecen los parámetros del tipo de empresa en el que se sentiría a sus anchas el líder cuyos rasgos han sido delineados en estas páginas. Un líder que, en palabras de estos autores, “aprenderá a cultivar con autenticidad su bienestar personal y su profunda conexión con otros para una prosperidad compartida y un florecimiento auténtico”.
Y es que, al transformarse a sí mismo gracias a su heroico esfuerzo, el líder cuántico da por iniciada la noble —y a la vez necesaria, delicada y urgente— tarea de transformar a otros.