MARGARITA MAZA, MUJER VISIONARIA Y CONVICCIONISTA

MARGARITA MAZA, MUJER VISIONARIA Y CONVICCIONISTA

Hablar del Benemérito de América, Benito Juárez, es relacionarlo inevitablemente con su esposa; Margarita Maza. Mujer que no solamente apoyó al indio de la sierra norte de Oaxaca, sino que contribuyó a su causa haciendo un papel destacadísimo como consejera, mediadora y diplomática en su gobierno, así como madre y punto de unión familiar a pesar de todas las adversidades que sobrellevaron durante toda su vida.

Margarita Eustaquia Maza Parada, nació en Oaxaca el 29 de marzo de 1826 y murió en la Ciudad de México el 2 de enero de 1871.

Creció en una familia de buena posición económica y obtuvo una refinada educación. Tuvo once hijos con el presidente Juárez —tres hombres y ocho mujeres-. De ellos, tres murieron a temprana edad (dos varones y una mujer).

Margarita no ha sido considerada como una feminista liberal y las investigaciones tampoco encuentran testimonios evidentes de diálogo político con alguna otra mujer que no fuera su hija mayor.

Durante las prolongadas luchas que Juárez y los liberales llevaron a cabo para mantener la independencia nacional y fundar un estado laico, el feminismo mexicano todavía no nacía. Las mujeres aparecían y desaparecían de la escena política como subsidiarias de los hombres de su familia, y ninguna manifestó un radical rechazo a su opresión.

Margarita por su conducta, audacia y capacidad de organizar la vida en México, o en el extranjero, en exilio forzado, se mostró como una mujer de carácter sólido.

Los testimonios dejan claro que siempre estuvo dispuesta para apoyar las causas de los liberales y a pesar de sus andanzas, asilos temporales y maternidades sucesivas, siempre apoyó la causa de su esposo, Benito Juárez, con quien contrajo nupcias el 31 de octubre de 1843. El Benemérito era 20 años mayor que ella.

Margarita vivió momentos muy complejos al lado de Juárez. Podemos adivinar que sólo sus convicciones la sostuvieron. Por ejemplo, cuando su esposo fue desterrado del país por haberle negado resguardo al general y dictador Santa Anna.

Con dinero propio envió ayuda a su marido, quien vivió un tiempo en La Habana, Cuba, y después se movió a Nueva Orleans, EE.UU.

En Oaxaca estableció una pequeña tienda en la ciudad de Etla (1855). En esa época sorteó los problemas al lado del grupo de liberales que acompañaron a Juárez. Hubo problemas sobre todo después de publicadas las Leyes de Reforma. Es así como Francia invade México por segunda vez, y en esta invasión Margarita vuelve a separarse de Juárez mas no lo abandona. En ese periodo, Margarita y sus hijas organizan reuniones, obras y otros pequeños eventos para recaudar fondos y apoyar la causa de Juárez.

Margarita fue descubierta por el gobierno Imperialista de Maximiliano, y tuvo que organizar la huida en dirección a los Estados Unidos de América, refugiándose inicialmente en Nueva York, aunque finalmente se oculta en Washington D.C., a donde arriba en noviembre. Durante su estadía desarrolla una interesante capacidad diplomática, aún hoy no reconocida.

Es en esa época escribe a Juárez constantemente y se rescata algo de su pensamiento. En una de las cartas rescatada por Adelina Zendejas Margarita asoma claramente su capacidad de juicio:

“Mucho me alegro que los franceses se hayan retirado para que ustedes puedan ir a Chihuahua; allí tendrán más recursos.

Procura mandar una ordencita para que estos comisionados, Carbajal y Santos Ochoa se vayan porque son inútiles, y el segundo tan necio,…he oído que a todos les ofrecen millones como si fueran centauro: procura quítarlos de semejante comisión y procura mandar a una persona que discurra, porque es necesario; hay aquí una percha de mexicanos que dan vergüenza…debemos volver por nuestro honor perdido, manda una persona capaz de algo y no sigas mandando a inútiles…”

Evidentemente Margarita asumía la causa de Juárez por sí sola. La investigación y las biografías de Margarita, apenas han conseguido algunas cartas escritas en distintas épocas. En ellas se aprecian sus opiniones acerca del desempeño de Benito Juárez como Ministro de Justicia, cuando promulgó la Ley sobre Administración de Justicia que abroga los fueros eclesiástico y militar en materia civil, haciéndolos renunciables en lo criminal. Ahora bien, es impensable que no haya sostenido a Juárez cuando éste, junto con los otros liberales “puros”, consideró llegado el momento de promover reformas e impulsar una nueva constitución.

Margarita Maza y Juárez tuvieron que separarse para garantizar la sobrevivencia de sus hijos y no entorpecer los desplazamientos de Juárez en 1863. Mientras el ejército republicano organizaba la resistencia mediante la táctica de la guerra de guerrillas, Juárez despachaba desde una diligencia y Margarita se desplazaba hacia el norte sorteando partos y enfermedades. En tanto en la capital, la Junta nombraba una Asamblea Nacional que determinó que la forma de gobierno necesaria para México era una monarquía moderada, hereditaria y de origen europeo. Así fue coronado Fernando Maximiliano de Habsburgo archiduque de Austria como Emperador de México en 1864.

El trabajo político de Margarita Maza Parada volvió a ser visible entonces. En un principio, junto con sus seis hijas, presidió una junta de mujeres liberales que se encargaban de reunir fondos para las tropas, los hospitales y para apoyar las víctimas civiles de la guerra.

En 1865 Margarita Maza no pudo quedarse más en México y tuvo que refugiarse en Nueva York y en Washington, donde, a pesar de la muerte de dos de sus hijos pequeños, llevó a cabo un magnífico trabajo diplomático, toda vez que durante su estancia en Estados Unidos fungió como enlace con políticos que respaldaban la lucha juarista en contra de los invasores franceses y los conservadores.

Margarita que vivía en la ciudad de México y que podía pasear por sus calles y avenidas, libre de las idas y venidas de exilios temporales, satisfecha con los resultados de la lucha de Juárez, que se hacía acompañar por sus hijos, estaba enferma.

En agosto de 1870 los médicos le dijeron a Juárez que la enfermedad de Margarita era progresiva y mortal.

El 2 de enero de 1871 Margarita recibió los Santos Oleos del cura del templo de San Cosme. Juárez ese día estuvo junto a ella todo del día. Margarita le pidió a Juárez velar por sus hijas. Juárez le dijo que se pondría bien. Margarita le pidió a Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de casarse por la iglesia. A las cuatro de la tarde, Margarita falleció.

Es importante mencionar que, durante el gobierno de Benito Juárez, planteó en su programa de gobierno del 20 de enero de 1861: “Secularizando los establecimientos de utilidad pública, se atenderá también a la educación de las mujeres, dándoles la importancia que merecen por la influencia que ejercen en la sociedad”.

Juárez estableció la Escuela Secundaria para Señoritas en 1869. Posteriormente, por iniciativa del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, en 1875, se introdujo la enseñanza de la Pedagogía en la Escuela Nacional Secundaria para Señoritas, convirtiéndose de facto en una escuela Normal. Ya en el gobierno porfirista, en 1888 se fundó la Escuela Normal de Profesoras. Surgieron entonces las revistas femeninas y las feministas. Mujeres como la periodista y escritora guerrerense Laureana Wright González, lucharon a través de sus escritos por el sufragio y la igualdad de la mujer. La autora de La emancipación de la mujer.

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