El Astillero Libros

El Astillero Libros

Ruth Castro

Si me preguntaran qué animal es El Astillero Libros diría que ha sido un camaleón o un alebrije. Un ser libresco que ha variado de forma y tamaño a lo largo de los años. Sus inicios pueden rastrearse con ese nombre en el 2014, cuando abrimos las puertas de la tienda de libros en el centro de la ciudad. Pero la verdad es que se estuvo gestando desde mucho tiempo antes. Puedo contarles, por ejemplo, que hubo una experiencia importante como antecedente: del 2009 al 2011 estuve a cargo de la librería Isauro Martínez, filial del Fondo de Cultura Económica en Torreón. Y durante esos años también di clases en un diplomado de literatura en la entonces Escuela de Escritores de La Laguna. En ambos proyectos tuve oportunidad de conocer cuentacuentos, gestores culturales, asociaciones civiles, editoriales, promotores de lectura y escritores/as, y trabajar con todos ellos/as en muchas actividades en torno a los libros.

            Después, en 2012 surgió un movimiento de la sociedad civil llamado Moreleando, de vuelta al centro. Un grupo de ciudadanos, la mayoría jóvenes, interesados en dar vida y movimiento peatonal a esa zona abandonada y devastada por la ola violencia en la “guerra contra el narco”, que en décadas anteriores había sido un referente icónico de la ciudad. La actividad principal de Moreleando… consistía en cerrar toda la avenida el primer sábado de cada mes, hacer un mercado cultural y distintos foros con música y otras expresiones artísticas. El movimiento duró cuatro años en esa modalidad, y durante ese tiempo participamos mes a mes en las actividades de este movimiento, como un equipo que elaboraba fanzines literarios, hacía lecturas en voz alta y vendía libros. También en ese lapso la avenida y las calles aledañas se llenaron de negocios locales, principalmente cafés, bares y tiendas de productos locales. Este movimiento ciudadano contribuyó a que nos instaláramos como negocio y centro cultural en esta zona. 

            Antes de tener un espacio físico en el centro, participábamos también en pequeñas ferias de libro en instituciones educativas de la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango. En ellas se organizaban actividades de fomento a la lectura de acuerdo al grado escolar (de preescolar a preparatoria) y venta, intercambio y donación de libros.

A partir de agosto de 2014 inauguramos el espacio de la librería, con venta de libros de arte, literatura y ciencias, pero también como una propuesta que no se centró solamente en la venta de libros sino como un lugar propicio para la cultura escrita y el diálogo.

Así, comenzamos a trabajar sobre varias líneas: a) la tienda con venta de libros que no ofrecen otras librerías, libros menos comerciales, de editoriales independientes, fanzines, importados y búsqueda de libros difíciles de conseguir, agotados o de colección; b) formación de público con círculos de lectura, conversatorios y talleres en la áreas de literatura, escritura, feminismo y pensamiento crítico; c) labor de fomento a la lectura en instituciones educativas; y d) participación en mercaditos, bazares, festivales y ferias del libro de la región, tanto con venta, intercambio y donación de libros como con actividades de fomento a la lectura: sala de lectura, cuenta cuentos y pequeños talleres gratuitos de creación escrita y elaboración de fanzines.

A inicios del 2015 rentamos un local contiguo a El Astillero para abrir un café, una oficina editorial y ampliar el espacio de talleres; se convirtió en un pequeño foro cultural en el que ha habido presentaciones de libros, cuentacuentos, lecturas, mini-conciertos, etc. Asimismo, grupos y asociaciones afines a nuestra propuesta nos pedían constantemente el espacio para hacer actividades afines a nosotros.

Ese mismo año comenzaron las labores de reconstrucción de la avenida Morelos para convertirla en un paseo semipeatonal, y el siguiente año tuvimos que reducir el proyecto a un solo local en el que concentramos librería, café, foro y oficina de servicios editoriales. También se redujo el equipo de trabajo, y quedamos como socios Fernando de la Vara y yo, desde entonces hasta la fecha.

            A lo largo de estos casi ocho años hemos acumulado una infinidad de anécdotas; por ahora puedo mencionar que quienes formamos este proyecto en principio somos lectores, y desde nuestra experiencia como tales sabemos que los libros son herramientas que permiten la reflexión y el cuestionamiento de nuestra vida y entorno; permiten el diálogo tanto con los autores/as como con otros lectores/as, y esa charla entre dos o más establece vínculos y genera nuevos conocimientos que no sería posible generar de manera individual. Por ello, en el espacio y tiempo en que vivimos, creemos que los libros son indispensables, por ser un medio que facilita el pensamiento y la reflexión.

Partimos de esto para anhelar que, quienes no tienen acceso a los libros, lo tengan. La promoción de la lectura responde al deseo de compartir lo que como lectores hemos vivido, convidar un poco de esa placentera experiencia que linda con el entretenimiento, la adquisición de conocimientos y el ensanchamiento de los referentes culturales.   

Torreón es una ciudad industrial, ganadera y con un amplio desarrollo comercial y de servicios. A nivel de estudios universitarios tiene pocas opciones en humanidades y artes (solamente la carrera de Sociología y recientemente Artes dramáticas y arte visuales). La oferta cultural también es escasa. Es un municipio que se fundó a principios del siglo XX, así que también carece de historia colonial y de tradiciones como otras ciudades del país. Por otra parte, es una ciudad que sufrió bastante la violencia por el narcotráfico. Las zonas de riesgo o llamados también polígonos de pobreza han sido vulnerables a la delincuencia en distintos grados. Todo lo anterior nos hace creer que un espacio como el que hemos construido es necesario y seguimos apostando por que nuestro hacer llegue a más personas y se reproduzca en comunidad.

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