El SINDROME DEL ESPECTADOR, LA TECNOLOGÍA Y YO

El SINDROME DEL ESPECTADOR, LA TECNOLOGÍA Y YO

         Hace unos días me tocó, en un semáforo de las principales vías de la ciudad, un accidente bastante fuerte en el que participaron por lo menos cuatro carros, de las cuales uno, en el que viajaban varias personas, se llevó la peor parte. Pasado el susto, ya que uno de los carros quedó a unos pocos metros de mi unidad, le dije a mi esposa que marcara a emergencias mientras que me bajaba para acercarme e intentar ayudar.

         Personas se acercaron varias, pero con activa participación no más de cuatro o cinco; aquí empezó mi asombro. A pesar de lo aparatoso del accidente hubo quien se limitó a sólo ver, como un participante pasivo, detenidos en la nada, inertes, sin el mínimo movimiento, como si la situación no necesitara de ellos. Otros, por su parte, quienes pasaban minutos después, seguían en su carro, eso sí, descargando su morbo por las ventanillas de sus autos, como un espectáculo por lo que no había que pagar. Otros incluso molestos por no poder seguir su trayecto.

         Pero quiero centrar este análisis en unos poco: los que sí se acercaron, pero sólo a grabar lo sucedido con sus teléfonos móviles. Esos personajes que incluso se aventuraban entre la gente para sacar las mejores tomas. Hombres, mujeres, adultos o jóvenes, eso no importaba para sacar el celular y captar el momento para videos que van de dispositivo en dispositivo saciando un morbo social del que todos somos parte. Uno de ellos incluso se molestó cuando le pregunté si le agradaría estar en esa situación y ser grabado, lo anterior no le importó para seguir con su cometido e incluso tomarse una foto con el accidente de fondo.

“Síndrome del espectador” fue la definición que la psicología social utilizó para definir que, en una situación de emergencia, entre mayor sea el número de personas que la presencian, menor es la probabilidad de conseguir ayuda. Quiero utilizar este punto y/o definición para el análisis de dos cosas: primero, la relación y la utilización que hacemos de la tecnología. El celular, con el que muchas de las personas ahí presentes pudieron haber hecho algo, por lo menos hablar a emergencias, en lugar de eso, lo utilizaron para grabar lo sucedido, alejándose del suceso, poniéndolo en un lugar lejano, muy lejano.

         Después de reflexionar la situación por varios días me surgió una pregunta, la pregunta por lo humano: ¿En dónde queda lo humano dentro de esta sociedad? ¿Realmente somos esa especie que se vanagloria por sobre todas las demás? Lo humano, no es propósito de este análisis definirlo o intentarlo, nos debería de llevar a la esencia de lo humano. Pero esta situación, la del choque, me hizo percibir nuestra indiferencia por el otro, por su esencia, por lo que el otro es, que yo también soy.

         ¿Prefiero ver y grabar la desgracia ajena, que ayudar a la otra persona? ¿En dónde quedó esta situación para todos los que la vivieron de cerca? No las personas afectadas directamente, sino para quienes estuvimos ahí de manera indirecta. ¿La recordamos, la llevamos con nosotros por un tiempo, o simplemente al llegar a la casa queda en el olvido?

         Ese es el segundo punto del análisis en cuestión: ¿En dónde quedo yo? ¿En dónde queda mi lugar dentro de una historia más grande?

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