“LA GUELAGUETZA”

“LA GUELAGUETZA”

La máxima fiesta del pueblo oaxaqueño es la Guelaguetza, palabra que tiene su origen en la lengua zapoteca “Guendalizaa” y que significa “cooperar”.

Dicha festividad se realiza los dos últimos lunes del mes de julio y es una tradición que data de 1932, fecha en que se trabajaba para superar la tragedia registrada el 14 de enero de 1931, cuando un terremoto con epicentro en Loxicha, en la Sierra Sur de Oaxaca, con magnitud 7.8 grados en la escala de Richter y una duración de tres minutos y diez segundos, sacudió el territorio oaxaqueño dejándolo sumido en la tristeza, hambruna, cólera y miseria. Hasta el día de hoy no se tiene registro exacto de las víctimas, pero sobrevivientes afirmaban que era un número aproximado de 10 mil personas las fallecidas.

Ante tal panorama, un año después, cuando la ciudad de Oaxaca cumplió su cuarto centenario de haber sido elevada a esa categoría por orden del Rey Carlos V de Alemania y I de España, y como parte de los cultos populares en el marco de la festividad en honor a la Virgen del Carmen (16 de Julio) para superar la tragedia, surgieron así los Lunes del Cerro: La Guelaguetza.

El lugar donde se celebra dicho festejo es el Cerro del Fortín, también conocido como la Rotonda de las Azucenas, en lo que ahora es el Auditorio Guelaguetza, ubicado al noroeste de la ciudad en inmediaciones de la Carretera Federal 190, lugar considerado como el punto más elevado y simbólico de Oaxaca de Juárez, desde donde se ve todo el valle.

Los anfitriones de la máxima fiesta son integrantes de las delegaciones provenientes de las ocho regiones que conforman el estado: Valles Centrales, Mixteca, Sierra Sur, Sierra Norte, Papaloapan, Istmo, Cañada y Costa, dando demostraciones de sus bailes originales, su música y gastronomía.

El primer festejo se realizó del 23 de abril al 5 de mayo de 1932, y fue el lunes 25 de abril a las 9 de la mañana cuando se desarrolló el “Homenaje Racial” (hoy Guelaguetza), en la falda del Cerro del Fortín, donde una rotonda fue el escenario y entre cientos de habitantes que acudieron a disfrutar de los bailables, comida y la convivencia, se destacó la presencia de la clase política de aquel entonces.

El homenaje comenzó con la presentación de la señorita Mixe y su delegación (Sierra Norte), para continuar con la señorita Sierra Juárez, Costa, Cañada, Valles Centrales, Mixteca e Istmo. Y finalizó cerca de la una de la tarde, con un desfile que terminó en el edificio que hoy alberga a la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

En noviembre de 1933, con motivo del Primer Congreso Mexicano de Historia que tuvo la presencia del entonces presidente de la República Abelardo L. Rodríguez, se volvió a presentar el Homenaje Racial; en 1941 se repitió la presentación durante la Primera Feria Indígena y fue hasta 1953 cuando se institucionalizó lo que hoy conocemos como Guelaguetza, de acuerdo con lo escrito por el cronista de la ciudad, ya fallecido, Everardo Ramírez Bohórquez.

Para 1969, el gobernador del estado en turno, Víctor Bravo Ahuja, originario de la ciudad de Tuxtepec, planeó la construcción de un foro para conmemorar la festividad, el cual fue inaugurado el 3 de noviembre de 1974 durante la gestión del gobernador Fernando Gómez Sandoval, quedando formalmente nombrado Auditorio Guelaguetza.

La fiesta de los Lunes del Cerro inicialmente duraba medio día, y era un espectáculo disfrutado en su mayoría por familias locales que durante la presentación de bailables comían, convivían y disfrutaban de la riqueza cultural del estado, soportando las inclemencias del sol o el frío de las lluvias de julio.

Durante el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz se instauró una segunda función por la tarde de cada lunes, quedando así dos representaciones por día. En esa misma administración se instaló un techado y realizaron otras obras al Auditorio Guelaguetza.

Durante el gobierno de Gabino Cue Monteagudo se retomó la obra y consolidó la velaría y las gradas de cemento fueron cambiadas por asientos numerados (11 mil).

La atracción de la Guelaguetza y sus eventos culturales, gastronómicos y artísticos, en el marco de cada Lunes del Cerro, fue atrayendo a turistas nacionales y extranjeros cada año en mayor número.

Tan solo el año pasado, cifras declaradas por la Secretaría de Turismo, señalaban una ocupación hotelera del 91 por ciento y una derrama económica de 815 millones de pesos de los cuales 351 millones corresponden al turismo de la capital oaxaqueña.

La fiesta máxima de los oaxaqueños se ofrece los dos últimos lunes del mes de julio.

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