
Invertir en Capital Humano es un importante detonante de innovación
En un entorno en constante evolución, en el que los cambios son cada día más acelerados y los movimientos constantes nos rodean, el desarrollo de las competencias y habilidades requeridas para adaptarse con velocidad tienen cada día mayor relevancia. Lo que aseguró Charles Darwin en 1859, en su capítulo quinto del libro «El origen de las especies», aquello de que “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”, tiene hoy significados que el científico seguro no imaginó. Y aunque esta frase nunca ha dejado de ser relevante, vale la pena volver la mirada atrás y repensar que aquello que hoy en día se requiere para adaptarse al cambio de una forma eficaz y eficiente es, sin duda, prioritario tanto en el mundo laboral como en el ámbito personal.
Actualmente, la naturaleza cambiante del trabajo requiere el desarrollo de habilidades que acrecienten la capacidad de adaptación y que permitan transitar de una actividad a otra de manera óptima y oportuna. El capital humano y el crecimiento económico tienen una relación directa, por lo que invertir en desarrollar las habilidades de nuestros equipos será un detonante en la productividad.

En cualquier organización, tanto lucrativa como no lucrativa, el proceso de incorporación de tecnologías es uno de los temas en el que requerimos una rápida adopción y adaptación al ser delicado no sólo por los costos y recursos involucrados, sino también por la complejidad en el diseño de la ruta a seguir para, de esta manera, transitar el proceso sin turbulencias, al ser un tema en el que intervienen múltiples aristas tanto en las áreas funcionales de las organizaciones como en todo el proceso administrativo: colaboradores, directos e indirectos se involucran y son parte fundamental del proceso de innovación.
“Desde 2001, la proporción del empleo en ocupaciones que requieren un alto nivel de habilidades cognitivas y socio conductuales no rutinarias ha aumentado del 19 % al 23 % en las economías emergentes y del 33 % al 41 % en las economías avanzadas”, esto de acuerdo al Informe sobre el desarrollo mundial 2019 publicado por Grupo Banco Mundial.
Además, anota:
“La tecnología está modificando la demanda de habilidades. A nivel mundial, la rentabilidad privada de la educación —alrededor del 9 % al añ̃o— es aún elevada a pesar del marcado incremento de la oferta de mano de obra cualificada. La rentabilidad de la educación terciaria asciende a casi el 15 % al año. Las personas con habilidades más avanzadas están aprovechando mejor las nuevas tecnologías para adaptarse a la naturaleza cambiante del trabajo”. En conjunto, la tecnología ha creado más empleos que los que ha eliminado y ha generado un mayor nivel de productividad laboral en muchos sectores al reducir la demanda de trabajadores para labores rutinarias. No obstante, en ese proceso ha abierto puertas a nuevos sectores que antes solo se imaginaban en el mundo de la ciencia ficción.
En parte, la actual readaptación de habilidades está ocurriendo fuera de la educación obligatoria, lo que sin duda es un gran problema a corto, mediano y largo plazo porque en el mercado laboral estamos dejando con posibilidades reducidas a no solo una, sino a varias generaciones de estudiantes; además de ello, muchos empleos formales aún no son lo suficientemente capaces de desarrollar las competencias requeridas. Tomando en cuenta que, después de los estudios escolares, el ámbito laboral es donde se pueden adquirir habilidades durante largo tiempo, las organizaciones cuentan con grandes áreas de oportunidad para trabajar, aunque esas oportunidades son relativamente escasas en las economías emergentes. Después de la educación escolar, el ámbito laboral es donde se puede continuar acumulando capital humano en beneficio tanto de las personas como de las empresas.

Sin embargo, son pocos los casos en que los programas de formación para adultos resultan eficaces. Los adultos enfrentan diversas restricciones que limitan la eficacia de los enfoques tradicionales del aprendizaje. Hacen falta mejores diagnósticos y evaluaciones de los programas de aprendizaje para adultos, y dichos programas se deben diseñar e impartir de mejor manera bajo sistemas instruccionales adecuados a los perfiles con los que se colabora. La escolarización o educación formal, en muchos casos, no se traduce en aprendizaje significativo. Además, debemos agregar que, a nivel de la economía, el capital humano se correlaciona de forma positiva y directa con el grado general de adopción de tecnologías avanzadas. A las empresas que cuentan con un porcentaje mayor de trabajadores que han recibido educación les va mejor a la hora de innovar.
La tecnología aumenta la proximidad a los mercados, facilitando así la creación de cadenas de valor nuevas y eficientes, entre muchos otros impactos positivos en el mercado laboral.

La importancia creciente de la tecnología en la vida y en los negocios implica que para todos los tipos de trabajo (incluidos los que exigen bajos niveles de cualificación) se requieren habilidades cognitivas más avanzadas. El capital humano también adquiere más importancia debido a la creciente demanda de habilidades socio conductuales. Los empleos que se basan en la interacción entre personas no serán reemplazados fácilmente por máquinas. Sin embargo, para tener éxito en estos puestos de trabajo, se necesitan sólidas habilidades socio conductuales, las cuales se adquieren a temprana edad y se van configurando a lo largo de toda la vida. El capital humano es relevante porque en la actualidad se valora en mayor medida la adaptabilidad. Informe sobre el desarrollo mundial 2019.
Referencia:
Informe sobre el desarrollo mundial 2019. La naturaleza cambiante del trabajo.
Grupo Banco Mundial, 2019.