Contarles cuentos a los niños es un hábito que quedó en el pasado, allá con nuestros padres y abuelos; una clásica escena que se quedó atrapada en el televisor o computador.
Este mes de agosto se celebran 2 eventos importantes para nuestra vida y nuestra sociedad. El día del libro y el día de los abuelos, cuando se tiene la oportunidad de tener a ambos, se cuenta con dos estructuras fundamentales en nuestra formación como individuo de bien.
Hoy los padres están tan saturados de tareas que no queda tiempo para nuestros hijos, y mucho menos para leerles un cuento antes de dormir. El leerles un cuento a los niños todas las noches es más que una simple actividad para arrullarlos, puede beneficiarles de manera importante tanto a ellos como a los adultos. Por ende, una buena costumbre que deben adoptar los padres es leerles un cuento a sus hijos de esta manera se está fomentando la lectura y fortaleciendo su imaginación, lo cual será de beneficio en el transcurso de la vida. El contar cuentos a los niños proporciona grandes ventajas como crear lazos de cariño entre padres-abuelos e hijos, leer cuentos a los niños ayuda a que los mismos desarrollen diferentes habilidades o que se den cuenta de actividades que les guste realizar. Con una lectura constante los talentos de los niños se irán desarrollando, al mismo tiempo que adquieren conocimientos éticos proporcionados por las historias narradas.
El hábito de contar cuentos a los niños hace que ellos se tornen más reflexivos en relación con lo que sus padres les están explicando a cerca de cualquier situación o comportamiento.
Los cuentos llevarán a los niños a comportarse mejor, ya que se proporcionan valores y conceptos éticos. Los cuentos ayudarán a los niños a vencer sus propios temores, que en algunas ocasiones les hacen mucho daño y hasta los llevan a tomar decisiones equivocadas. Por estas y muchas más la dinámica es la de hacer que los niños comiencen a ejercitar su memoria desde temprana edad, para que con el paso del tiempo adquieran conocimientos más complejos.
Si queremos aportar algo trascendente a la sociedad, ofrezcámosle hijos amados, momentos de lectura porque estaremos ofreciendo personas honestas, productivas, buenas y felices. Los abuelos y padres proyectamos en nuestros hijos nuestras expectativas de la vida, nuestras frustraciones, nuestras etapas de la infancia o adolescencia sin resolver; esperando inconscientemente que ellos se conviertan en una extensión de nosotros mismos y que cierren esos asuntos inconclusos. Leer a los niños debe ser un beneficio para sus vidas, hábito que debe ir de generación en generación.
Con esta experiencia toman conciencia y construyen nuevos saberes, esta exploración permite apropiarse del lenguaje, en forma creativa. Un mundo de posibilidades a las manos de los niños para el disfrute de la lectura genera un aprendizaje significativo.
Empecemos, pues, a darle tiempo a nuestros “viejos” y a la lectura, para tener un país de primera.