La Lucha libre como profesión

La Lucha libre como profesión

¿Quién de niño no vio en las calles aquellos monitos con máscaras y capas, y los cuadriláteros de juguete que todos anhelábamos tener?

El Santo, Blue Demon, Tinieblas, el Rayo de Jalisco fueron luchadores mexicanos y héroes mundialmente reconocidos por sus películas y sus épicas acrobacias arriba del ring. Pero no todos los luchadores corren con la misma suerte…

21 de septiembre el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional en México

A quien se le debe agradecer que el deporte espectáculo sea uno de los más populares en México, además de que hoy en día sea considerado como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México y que fuera contemplado para otorgarle un día de festejo en el calendario, es a Salvador Lutteroth González, pues gracias a la visión que tenía el empresario mexicano, el 21 de septiembre se celebra el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional en México.

La lucha libre profesional, o simplemente lucha libre, es una forma de entretenimiento y artes escénicas que combina el atletismo con la representación teatral. Toma la forma de “partidas” con guión, que se presentan como un auténtico deporte de combate. El progreso y el resultado de los partidos se planifican con anticipación, generalmente entre artistas que consienten con roles de carácter establecidos. Estos combates se basan en la lucha clásica y de “atrapamiento”, con adiciones modernas de ataques sorprendentes, acrobacias, proezas de fuerza, atletismo de movimiento rápido y, ocasionalmente, armamento improvisado. La lucha libre profesional no debe confundirse con los deportes de contacto de la lucha libre amateur.

Si bien los inicios de la lucha surgen con los griegos y con su inclusión en los juegos olímpicos, los pueblos mesoamericanos también la practicaban. Los guerreros se ejercitaban a través de enfrentamientos, principalmente de cuerpo a cuerpo, como se ha descubierto en algunas esculturas de guerreros olmecas.

Bueno hablemos un poco de lo difícil que pudiera ser dedicarse a esta profesión y los sacrificios por los que se pudieran pasar.

Lesiones físicas

La lucha libre es un deporte de contacto que expone al cuerpo continuamente. En más de una ocasión hacer tantas llaves y contra llaves les ha costado golpes en las rodillas y desgastes en los codos. Lesiones irreparables que pudieran truncar sueños.  

Ingresos económicos inestables

La lucha libre bajó sus ingresos; la gente no iba a las funciones porque las veía por televisión. Lo anterior causó que el luchador se enfrentara a graves problemas económicos.

Comparaciones y envidias

Esto es muy común hasta en las mejores familias. A mucha gente no le gusta ver el crecimiento de otras. Las envidias pueden ir desde peleas hasta demandas por el nombre del luchador.

Abucheo del público

Si bien se sienten agradecidos por el reconocimiento y los aplausos, también les  ha tocado pasar por momentos incómodos en los que han sido insultados, maldecidos y hasta golpeados.

Poco tiempo libre

En ocasiones los luchadores salen de gira y no pueden estar con su familia tanto como quisieran. Y como los ingresos no son buenos deben tener un segundo o tercer trabajo para poder sobrevivir.

Prejuicios sociales

Que si “son malhablados o no tienen preparación”. Existen diferentes ideas preconcebidas sobre los luchadores. No obstante, muchos de ellos cuentan con carreras profesionales como Odontología y Diseño Gráfico, como es el caso de Tinieblas.

“Muchos no se imaginan lo difícil que es mantener una vida normal con una máscara puesta e incluso los sacrificios que conlleva ir a fiestas, andar en la calle e incluso algo tan simple como salir a comer.

“A veces te pierdes la primera palabra de tu hijo, su graduación e incluso pasas mucho tiempo en soledad”, comentó Blue Demon Jr. en una entrevista.

El pensar de muchos luchadores es:

¿Qué pasa por tu mente cada que subes al ring para una batalla?

“Que quiero regresar, que quiero bajar con bien, quiero regresar al vestidor, y después regresar a casa… que nada esté fuera de su lugar, que todos los huesos estén en su lugar. Mi mayor miedo es subir al ring y ya no bajar del cuadrilátero… le estamos confiando nuestra vida a fierros, que son las cuerdas, los tubos, los tensores… y a un oponente. Estamos en aeropuertos, carreteras… siempre quiero volver con bien a casa”.

Por tal motivo, el que se quiera dedicar a la lucha libre mexicana tendrá que pensarlo no una, ni dos veces, sino muchas para poder adentrarse a este mundo.

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