José Guadalupe Posada

José Guadalupe Posada, artista gráfico y excepcional caricaturista de nuestro país.

Posada nació en la ciudad de Aguascalientes en 1852. Después de aprender a leer y escribir, Posada ingresó a la Academia Municipal de Dibujo.

Comienza con el grabado y la litografía en 1868 como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza, en donde manifestó una gran facilidad para la caricatura. Con este talento, a los 19 años, logró que sus imágenes fueran reproducidas en el periódico El Jicote.

Fue designado como maestro práctico de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria; en esa época ilustró numerosas obras del escritor Irineo Paz, cuya influencia se reflejó en Posada.

José Guadalupe emigra a León, Guanajuato, donde se dedicó a la litografía comercial, con la que realizaban estampas religiosas, cajetillas, etiquetas, invitaciones, bolos, tarjetas, esquelas, etcétera. En León, Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria.

Posteriormente se traslada a la Ciudad de México, donde elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote, etcétera.

El trabajo de Posada se distinguía no sólo por su técnica, sino también por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. Plasmando en su obra las creencias y formas de vida cotidiana de los grupos populares, criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo.

El arte de Posada fue diverso, a través de sus “calaveras” retrató la esencia de los pesares y alegrías del pueblo que vivía grandes diferencias sociales durante el Porfiriato.

Incursionó con éxito en la reproducción de imágenes que tenían como proceso básico la impresión con planchas de línea negra y blanca, obtenidas fotomecánicamente, con lo que se desplazó el habitual uso de la xilografía.

Posteriormente asume la jefatura del Taller de Litografía del Taller de Venegas Arrollo. Al margen de esta labor trabajó para otras imprentas y realizó caricaturas políticas para diversos periódicos oposicionistas a Porfirio Díaz.

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Uno de los personajes que creó Posada y que causó y causa furor internacional es La Catrina, la cual se convirtió en el icono que identifica la celebración de Día de Muertos en México, gracias a la intervención del muralista Diego Rivera, quien la despojó de la crítica social que le dio origen y la dotó de la elegancia y figura con la que es conocida en todo el mundo.

La imagen surgió en 1912 para ilustrar unos versos en rima a propósito de Día de Muertos -conocidos como «calaveritas»- y mofarse de las clases sociales.

La intención de la Calavera Garbancera de Posada era representar a aquellas mujeres que lograban un estatus social alto y que dejaban sus costumbres por tratar de vestirse y comportarse a la usanza europea.

Además, eran duramente criticadas en los versos que acompañan la ilustración de la autoría de Antonio Vanegas, editor del diario en el que Posada trabajaba.

«Hay hermosas garbanceras de corsé y alto tacón, pero han de parar en calaveras, calaveras del montón», se lee en una vieja copia del verso resguardado en el museo de Aguascalientes junto a la placa de metal original que sirvió para la impresión.

La calavera es retratada del pecho hacia arriba con una expresión de felicidad en el rostro y ataviada con un amplio sombrero adornado con plumas y flores.

Posada le dibujó unos moños detrás de las orejas, como solían usar las empleadas domésticas, para «recordarles sus orígenes».

Unos años antes de estallar la Revolución, el artista solía trabajar en ilustraciones que tenían como protagonista a la muerte, inspirado en personajes de la vida cotidiana que abordaba desde la sátira y el humor ácido.

La «Calavera Garbancera» fue uno de sus últimos trabajos, pero no llegó a verlo impreso. El grabador creó al personaje en 1912 en un periodo de depresión tras la muerte de su esposa y su único hijo, pero no fue publicado sino hasta noviembre de 1913, diez meses después de su muerte.

La ilustración se reprodujo en cientos de hojas sueltas del diario que eran vendidas por unos centavos a los transeúntes de la capital, pero se quedó en el imaginario mexicano cuando el muralista Diego Rivera la incluyó en su mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda central», en el que quiso hacer un homenaje a Posada.

En su mural, además de incluir a Posada como a uno de los personajes centrales, Rivera completó el cuerpo que hacía falta a la imagen original de la «Calavera Garbancera», y con ello «le cambió el estatus» social al retratarla con la elegancia de una mujer de la alta sociedad.

Desde entonces, la figura estilizada de la calavera ataviada con sombrero y elegantes vestidos está presente en cualquier altar o adorno alusivo al Día de muertos en México.

En estas fechas también es común ver en las calles de cualquier ciudad del país a mujeres disfrazadas de la Catrina.

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El trabajo de Posada se conserva en diversas instituciones y colecciones particulares. Actualmente el Museo José Guadalupe Posada, ubicado en el Barrio del Encino en Aguascalientes, cuenta con una sala permanente dedicada a este gran grabador. Posada es reconocido por captar y dibujar la época turbulenta y convulsa que desembocaría en el estallido de la Revolución Mexicana.

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