BAJAVIÓN
Por: Roble Limón
¡Hola, holaaa! ¡Holaaa! ¿Cómo están? Vamos a esperar a que más gente se conecte a esta, una entrega más de su columna favorita… Saludos, Mojonsio… ¡Holaaa, Mortadelo! Hace mucho que no te veía por acá… Bueno, ya se conectaron varios estimados lectores a mi trasmisión hidráulica, que diga transmisión en vivo, de mi webinar… Ahora sí vamos a empezar, en el nombre sea de Dios…
Wenas tardes, ¿cómo anda de lo llovido, estimado lector? No pues acá, aunque tampoco haya empezado la temporada de lluvias todavía, ah cómo nos han llovido fregadazos.
¿No le pasó que a media cuarentonta le dieron ganas de ser mejor persona, de leer los libros que tiene ahí arrumbados, de empezar a ejercitarse por todo lo que no se ha ejercitado en 30 años, de tomar un curso en línea vía Zoom, de aprender la diferencia entre “ay”, “hay” y “ahí”? AHÍ pues a mí tampoco. Está como la raza que nomás te mira y te pregunta “¿y qué onda?, ¿cómo te ha ido de cuarentena?, ¿qué has hecho?”. Achingao, ¿apoco se tenía que hacer algo ajuerzas?
Se le comentó, se le dijo y se le advirtió desde la columna pasada, cuando ya lo miraba yo muy cabizbajo por el encierro que apenas comenzaba: «Ánimo, cabrones (con todo respeto), que más pa’ adelante está más feo», parafraseando al General Pancho Villa cuando quiso alentar a sus tropas en una ocasión en la que ya lo que querían era darlas, las armas digo. Y es que desde la última entrega ya se alcanzaba a divisar que faltaba lo más canijo.
Arrancó el mes de mayo, mes de la Madre y, ¡madres!, con él se hizo más latente y visible el desabasto de cerveza. Si madre sólo hay una, pos cheve ya no hubo niuna. Nombre, nomás me acuerdo y hasta me dan ganas de tomar, que diga de llorar. Póngale usted que la producción cervecera no es una actividad esencial, pero en un país con poca cultura de salud mental el alcohol viene a fungir como paliativo ante una realidad avasalladora. Me ha de dispensar la opinión, pero como diría Julión Álvarez: Pero sólo soy un simple pedernal… del verbo “Empédocles”, (adj.), 1. Dícese de aquel al que le gusta mucho la pisteadera. En fin, nunca guarde una “promo” —o un pomo— para una ocasión especial, estar vivo es per se una ocasión especial. Agarre la onda, carnal.
Bien dicen que madre no es la que engendra, madre es la que le valió al gobierno cuando casi a finales de la primera quincena de mayo se hizo el anuncio de la “nueva normalidad” que empezaría en junio, eso sí, sin bajar la guardia ante el COVID-19. Lo bueno (para uno que no tiene hijos) es que en esta reactivación gradual de actividades no entraron las escuelas… pos si las pobres no pueden ni con los brotes de piojos, cuantimenos con una pandemia de esta magnitud. Lo malo fue para las madres de familia que ahora fungen también como maestras. ¿Ya se fijaron que no era que la maestra de la escuela les tuviera mala voluntad a sus criaturas? Con perdón suyo.
Bueno, bueno, bueno, ¿pero y qué jodidos implica la nueva valermadrealidad, digo normalidad?, se preguntará usted. Pues significa el regreso gradual a nuestras actividades habituales hasta antes de la pandemia, pero con un cambio muy drástico en nuestros hábitos. O sea que haga de cuenta que vamos a estar como en las culturas orientales: muy respetuosos del espacio ajeno, que muy poco contacto físico, que muy limpios a lávese y lávese las manos, que con el destornudo de etiqueta. Ahora sí que “hastash se le borró la sonrisa (#SeLeBorróLaSonrisa)”, y pues no, no es que se nos haya borrado, es que ahora se esconderá —por lo menos un buen rato— detrás de un cubrebocas. Y ese es, de los males, el menor.
Para el 30 de mayo en México, país en el que si se cae un morrillo te dicen que “no lo veas para que no llore”, después de 69 días de encierro terminó la Jornada Nacional de Sana Distancia con más de 9 mil muertes y más de 87 mil casos confirmados del chingao coronavirus. Pues con todo y eso “sí, sí, ya, a la chingada”, retomarían sus labores las empresas dedicadas a la minería, la construcción y algunos giros que tienen que ver con la industria automotriz.
Pues OK, nomás que me gustaría recordarles que sólo el pueblo salva al pueblo, así es de que yo pienso que los primeros que deberían salir a calar cómo va a estar el cotorreo —tomando en cuenta que no hay vacuna contra el mortal virus y que sepa la chingada cuándo la habrá— son la banda del “echaleganismo”, los clasemedieros whitexicans wannabe que dicen que trabajando duro es como se vive bien, la banda racista, los privilegiados que se quejaban de los obreros que salieron a jalar en pleno confinamiento, pero que son los primeros en salir con sus chingaderas. En fin, la burguesía. Disculpe, es que los güeros del alma no caen bien; repito, no caen bien.
No pos total que contra todos los pronósticos así mero se arrancó junio y con él dio inicio la sexta temporada de esta serie trágico-cómica con tintes de drama y terror que está siendo el méndigo perro año 2020. Perdón, me exalté. Es que neta, estimado lector, yo pensaba que este por fin iba a ser mi año, apenas que me había caído el 20 de que ya era hora de darme la oportunidad de abrir mi corazón para encontrar a alguien que me sacara de jalar, y así, encerrada desde marzo, pos la única pareja que voy a agarrar es la de las nalgas de tanto estar aplastada.
Si el 2020 no diera asco, daría risa
Vale la pena contextualizar y hacer un recuento rápido de lo que ha sido este año: una Tercera Guerra Mundial que casi ve la luz, desastres naturales como incendios e inundaciones, una pandemia, la caída del precio del petróleo, la aparición del avispón asesino y el Pentágono liberando videos de OVNIs. Como si el año en curso no pudiera ser más irreal, aparece Anonymous. Ahí tiene que ya estaba por terminar mi webinar (me estoy permitiendo llamarle así a la columna para adecuarla a los tiempos que estamos viviendo, porque la chaviza con su trabajo en casa trae muy de moda ese término) y pues vuelta para atrás. Me estoy tardando en redactarlo porque: 1.- No estudié en el Instituto María Cristina y por lo tanto no tecleo tan rápido, y 2.- Porque, de ser cierto todo lo que está pasando, ¡qué-mie-do!… Volteo pa’ atrás y pienso que la verdad lo del fin del mundo en el año 2012 era una estupenda idea.
Total, que para no hacerle largo el cuento, el grupo internacional de hackers activistas —pero hackers de los de a deveras, no de esos sobrinos que tiene usted que estudiaron sistemas computacionales y que le instalaron el “guadsop” en su celular— reapareció en el mundo de la world wide web, de internet pues, para protestar por el asesinato de George Floyd a manos de elementos de la policía de Minneapolis. El afroamericano murió tras pasar más de 8 minutos con la rodilla de un policía en el cuello durante un arresto. La visibilidad que ganó este suceso, el más reciente (hasta el cierre de esta edición) de una larga lista de casos que mezclan el racismo con la brutalidad de las fuerzas de seguridad americanas, desató una serie de protestas, disturbios, saqueos y demás, en diversas ciudades de los Estados Unidos. Con decirle que, hasta el méndigo pelos de Pájara Peggy, Donald Trump (méndigo viejo, viera como lo tengo aborrecido) mandó apagar las luces de la Casa Blanca (literal, las apagó) y se refugió en un bunker. Ah, pero el ruco ridículo primero tuiteando que “when the looting starts (cuando comienza el saqueo), the shooting starts (comienza el tiroteo)”. Pos sobres wey, sálgale a ver si muy salsa, porque yo lo que veo es pura ¡cuuuumbia!
Para cerrar el tema de Floyd solamente me gustaría agregar que quien siga pensando que no se trata de colores, no ha entendido ni madres. Hay momentos para cada lucha y esta, hoy, es la lucha de los afroamericanos, quienes son sobajados, humillados, segregados, agredidos, asesinados precisamente por eso, por su color. Pero bueno, regresando a los hacktivistas, su posicionamiento sobre estos hechos de abuso policial fue solamente la puntita antes de dejársela ir to-di-ta (jajaja, mis nacadas) al sistema, porque ya no hablamos nomás de gobiernos, hasta el Vaticano salió embarrado en la controversia.
Fue el domingo 30 de junio cuando estaba disponiéndome a subir a mis redes sociales una foto de un aguachile que me iba a zumbar junto con una de esas bebidas amarillas de cebada, cerveza creo que le llaman, cuando llegó el turno de Twitter y pues que empiezo a ver en las tendencias #Anonymous, #LadyDi, #Epstein… ay no, qué feo casooo.
Resulta que tras varios años en silencio, Anonymous publicó un video en el que amenazó a Estados Unidos con exponer una red de corrupción policial en caso de que el agente que le provocó la muerte a Floyd no enfrentara cargos por homicidio, además, revelaron información que involucra a su presidente, Trump, con la red de pederastia liderada por Jeffrey Epstein, financiero estadounidense muy amiguete de varios personajes de la élite, política y artística, de EEUU. Pérese, deje agarro aire… Ahí no acaba la cosa, en la “lista negra” —agenda de contactos— de Epstein figuraba también el nombre del príncipe Andrew, hermano del príncipe Carlos de Inglaterra, el cuñado de Lady Di pues, pa’ no reborujarlo. Pa’ pronto que revivió la teoría que dice que Lady Di habría sido asesinada por orden de la familia real británica por tener información de más de esta red de pederastia que involucraba a los antes mencionados.
La verdad es que este es un tema que da para mucho pero no todos tenemos el estómago ni de escribirlo, ni de leerlo. Le sufrí, le batallé, pero ahí le dejo el resumen. Si le interesa conocer más detalles y ahondar en el tema, ahí ‘tá su tío Google. Además, a mí ya casi se me acaba el espacio.
¿Tons qué, ya llenó de 2020? Pues arránquese en segunda pa’ que no se le mate el mueble porque apenas vamos a entrar a la segunda mitad del año. Más sin en cambio con los sucesos que nos han traído hasta aquí, hasta ahora, no sabe qué gusto me da el darme cuenta de que “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.
Bitácora de una prisionera (Ahora sí que “literal”, presa en la casa. Y aunque sea la jaula —dícese del “jaus”, casa en inglés— de oro, no deja de ser prisión… ahí humildemente).
Sepa Quetzalcóatl si nos vaya a ir mejor, pero que nos vaya peor ya sería mucha chingadera, ¿apoco no, mijos? Pero bueno, ahorita por lo pronto no se preocupe por el futuro…con el presente es suficiente, ¿pos qué no está viendo?