La mente cree lo que le dices.

La mente cree lo que le dices

Hola, queridos lectores, hoy entraremos a un tema muy discutido y con ello a saber en dónde, en qué parte de nuestro cuerpo se ubica nuestra mente.

Pasan los años en la historia de la psicología y de la neurociencia, pero seguimos sin atribuirle un lugar específico a la mente. Lo común que escuchamos es que se encuentra en el cerebro, ese conjunto de órganos al que le atribuimos, de manera bastante imprecisa, la capacidad para albergar la vida mental.

Desde que nacemos nuestra mente es parte inseparable de nosotros y, como resultado, sufrimos de constantes altibajos. No es nuestro cuerpo el que va de arriba a abajo, es nuestra mente, esta mente cuyo modo de funcionar no comprendemos y que por ello debemos examinar de vez en cuando. Después de todo, es la mente la que siempre nos está diciendo lo que hay que hacer. Necesitamos conocer nuestra propia psicología o, a lo que se llama también, naturaleza interna.

No pienses que examinar y conocer la naturaleza de la mente es sólo un asunto que afecta a los orientales. Eso es un concepto erróneo. A ti te afecta del mismo modo. ¿Cómo puedes separar tu cuerpo, o tu imagen personal, de tu mente? Es imposible.

Piensas que eres independiente, que tienes libertad para viajar por el mundo y disfrutar de todo. No obstante, a pesar de lo que tú creas, no eres libre. No estoy diciendo que seas esclavo de otro, lo que realmente te oprime y te presiona es tu propia mente desbocada, tu propio apego. Si descubres cómo te oprime esa mente, podrás hacerla desaparecer.

Conocer tu mente es la solución a todos tus problemas. Un día dices que el mundo es bello y al día siguiente opinas todo lo contrario. ¿Por qué? Científicamente es imposible que el mundo cambie tan radicalmente. Es tu mente la que provoca tales apariencias. Y esto no es un dogma religioso, tus altibajos no son un dogma religioso. No estoy hablando de religión, estoy hablando de que el modo en el cual diriges tu vida diaria es lo que te hace ir a esos extremos. Tu entorno y los demás seres no cambian repentinamente, es tu mente la que te hace verlo de tal forma.

Tu mente crea lo que tú le dices. Dile que podrás con esto o aquello, que tendrás una gran semana, dile que todo va a estar bien, dile solo cosas bonitas. Tú puedes ser tu mejor amigo, pero también puedes ser tu peor enemigo sin que te des cuenta, todo depende de lo que le digas a tu mente, porque ésta va a creer firmemente lo que le digas.

Si te dices a ti mismo que no puedes, no podrás; si te dices que esto no es para ti, tu mente no te hará que hagas ningún esfuerzo para conseguirlo; si te dices que este día será igual a los demás, hará que lo sea.

El cerebro y tu mente se acostumbran a lo cotidiano, a ver y reducir el gasto energético, a lo fácil, a lo ya conocido. Necesitas hacer cambios constantemente para que tu mente esté activa y tú lleves la rienda de lo que quieres lograr con tu vida.

Si no conoces tu propia psicología probablemente ignorarás lo que ocurre en tu mente hasta que caigas en una depresión y pierdas la cabeza. Las personas se vuelven locas por falta de sabiduría interior, por no saber examinar su mente. No aciertan a comprenderse, no saben cómo entablar un diálogo con ellas mismas. Permanecen constantemente preocupadas por los objetos externos mientras que, en su interior, su mente se está deprimiendo hasta que ya no puede más. Desconocen su mundo interno y sus mentes están totalmente unificadas con la ignorancia, en lugar de permanecer despiertas e implicarse en el autoanálisis. Examina tus propias actitudes mentales. Sé tu propio terapeuta.

Eres inteligente y sabes que los objetos materiales por sí solos no te pueden proporcionar satisfacción. Por otra parte, no es necesario que te embarques en una experiencia religiosa emocional para examinar tu mente. Hay quienes piensan que este tipo de autoanálisis es una práctica espiritual o religiosa, pero no es así. No es necesario que te clasifiques como seguidor de esta o aquella religión o filosofía ni que te incluyas en alguna categoría religiosa. Pero si quieres ser feliz, tienes que examinar tu modo de vida. Tu mente es tu religión.

Tu mente cree todo lo que le dices. Háblale de honestidad. Háblale de integridad. Háblale de amor. Tu mente siempre creerá en todo lo que le digas, así que siempre háblale con optimismo y felicidad.

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