
Una especie muy interesante
Por: Morita Salas
Los pulpos son moluscos cefalópodos, una clase de animales marinos que forman parte de los moluscos, también llamados octópodos. Tienen un cuerpo gelatinoso que se adapta a medida que se van moviendo. Su boca y colmillo están en el centro de su cuerpo, musculoso, sin huevos ni conchas, del mismo que salen ocho patas o brazos cubiertos de ventosas. Además, son endémicos de nuestros océanos.
Los investigadores han analizado de qué manera evolucionaron algunos animales para ser inteligentes, entre ellos los monos, los elefantes, los delfines entre otros, pero con los cefalópodos las teorías científicas se quedan cortas.
El sistema nervioso de los pulpos y su cerebro tan desarrollado los hace los invertebrados más inteligentes del planeta, el sentido que más utilizan y que más han desarrollado es la vista, pudiendo llegar a distinguir la polarización de la luz.

Hay varias especies de pulpos con características diferentes, como el tamaño. Según National Geographic, el pulpo gigante del Pacífico es el más grande y el más longevo de todas las especies. El récord de tamaño lo ostenta un espécimen de 9 metros de ancho y 272 kilogramos de peso. Un ejemplar medio está en torno a los 5 metros y los 50 kilogramos, la especie de pulpo más pequeño mide unos 2.5 centímetros y su peso no llega ni al gramo.
Son animales extremadamente inteligentes, capaces de recordar lugares y almacenar información. Tienen una gran capacidad para cambiar el color de su piel y camuflarse de los depredadores, e incluso pueden imitar el nado de otras especies. Se alimentan de crustáceos y moluscos, peces y muchas veces también de carroña.
¿Sabías que los pulpos tienen 3 corazones y bombean sangre azul?
Pues sí, los pulpos tienen tres corazones y necesitan los tres para llevar a cabo su actividad física y de supervivencia. El corazón principal bombea sangre que va por todo el cuerpo y los dos corazones restantes hacen circular la sangre hasta las branquias, por donde respira el pulpo. También tienen una proteína llamada “hemocianina” (en vez de tener hemoglobina – responsable del oxígeno) que es la responsable de que su sangre sea de color azulado.
El cerebro de los pulpos es muy grande en proporción a su cuerpo y contiene unos 550 millones de neuronas, de las cuales 350 millones se distribuyen en los ocho brazos. Los 250 millones de neuronas restantes se distribuyen principalmente en los lóbulos ópticos (160 millones) y en el cerebro central (42 millones).

Características físicas de los pulpos
- Los pulpos pueden caminar, nadar y agarrarse a cualquier superficie gracias a sus potentes y fuertes ventosas.
- El pulpo no puede enredarse consigo mismo gracias a que una sustancia que segrega su piel se lo impide.
- Puede modificar su aspecto físico, al igual que hacen los camaleones, así como su textura, en función del entorno o de los depredadores presentes.
- Es capaz de regenerar sus tentáculos si éstos son amputados.
- Los brazos del pulpo son extremadamente flexibles y tienen infinidad de movimientos. Para asegurar un correcto control, se mueve mediante patrones estereotipados que reducen su libertad y permiten un mayor dominio del cuerpo.
- Su visión es daltónica, es decir, tiene dificultad para discriminar matices rojos, verdes y en ocasiones el azul.
- Los pulpos tienen alrededor de 500 millones de neuronas, al igual que las que posee un perro y seis veces más que un ratón.
- Cada brazo del pulpo posee alrededor de 40 millones de receptores químicos, por lo que se considera que cada uno, de forma individual, es un gran órgano sensorial.
- Al carecer de huesos, el pulpo utiliza los músculos como estructura principal del cuerpo, mediante la rigidez y las contracciones de los mismos. Es una estrategia de control motor.
- Existe una relación entre los receptores olfativos del cerebro del pulpo y su sistema reproductivo. Son capaces de identificar los elementos químicos que flotan en el agua de otros pulpos incluso a través de sus ventosas.

Reproducción de los pulpos
Estos animales suelen crecer a gran velocidad y alcanzar la vida adulta rápidamente, por lo que su vida es de alrededor de unos 4 años.
Su temporada de reproducción empieza en invierno, momento en el que estos animales se acercan a la costa donde se quedarán hasta que empiece la estación de primavera. Durante el acto, el macho utiliza su brazo adaptado para introducirlo en la cavidad de la hembra e insertar así su esperma. Tras esta maniobra, el macho muere rápidamente. La hembra deposita los huevos ya fertilizados en las rocas, donde los cuidará hasta que nazcan. Una hembra puede llegar a poner hasta 180,000 huevos en dos semanas. Durante los tres primeros meses de gestación la hembra está muy al pendiente de los huevos, tanto que hasta los limpia con las ventosas de sus brazos para que no se ensucien. Un dato triste: la mamá pulpo se esmera tanto por cuidar los huevos que se olvida hasta de su alimento, por lo que, tras esos tres meses de cuidados, una vez que han nacido los pulpos la hembra morirá.
Como lo habrán notado, la vida del pulpo es sorprendente y la inteligencia de estos extraños animales fascina cada vez más.
Este año (2021) se estrenó en Netflix un documental llamado “Mi maestro el pulpo”, el cual ganó el Óscar como mejor película documental. Se trata de una conmovedora historia sobre un buzo y cineasta llamado Craig Foster, quien se gana la confianza de un pulpo hembra mientras se va formando un fuerte vínculo entre los dos en el transcurso de un año. Las visitas submarinas diarias que el buzo hace al animal son documentadas cada día y el resultado es una hermosa película que expone la relación de los humanos con la naturaleza, los animales y el medio ambiente.
Puede parecer un documental más de animales, pero nada más lejos de la realidad, es una historia de curación. “Me enamoré de ella, pero también de ese mundo salvaje que ella representaba y que me cambió totalmente”, dice su protagonista, pues el pulpo hembra le enseñó a sentirse parte de la naturaleza y no como un “visitante”.

Yo vi este increíble documental y, en lo personal, me dejó mucho para pensar; tan así, que dije “en mi próximo artículo voy a hablar de la fascinante vida del pulpo”. Sé que cada animal o ser vivo que habita este planeta es interesante, incluso nuestra vida misma, pero estoy segura que si a cada ser vivo se le hiciera un documental como este lograríamos tener más conciencia y nos haría valorar más la increíble naturaleza con la que contamos día a día, motivarnos a actuar y ver que los demás seres vivos no son seres diferentes a nosotros.
Estoy segura de que a muchos de los que vimos el documental no nos quedaron ganas de volver a comer pulpo y nos hizo reflexionar sobre nuestro rol en el planeta. Por eso me atrevo a hacerles una invitación a que conectemos desde un lugar más sensible con el mundo animal, donde la preservación y conservación de estas especies se da desde el respeto mutuo y donde también nos invita a cuestionarnos en qué momento los seres humanos perdimos la empatía.

Impulsemos el cambio de paradigma que nuestro planeta necesita 🙂