TEPITO EXISTE PORQUE RESISTE

TEPITO EXISTE PORQUE RESISTE

“CUANDO SE HABLA CON EL CORAZÓN DE TU PROPIA IDENTIDAD, DE UN BARRIO BRAVO LLAMADO TEPITO. TIENES QUE CAMINAR POR SUS CALLES Y CONOCER LA HISTORIA DE CADA UNO DE SUS HABITANTES, Y DESCUBRIR POR QUÉ CUAUHTÉMOC SE REFUGIÓ EN TEPITO, EN UN BARRIO QUE TIENE FUERZA, BRAVURA Y RESISTENCIA”.

TEPITO

La historia de resistencia del llamado “barrio bravo” data de cuando menos cinco siglos atrás, cuando Cuauhtémoc fue hecho prisionero en esa zona y desde ahí lanzó lo que se conoce como “la consigna del señor Cuauhtémoc”, por la que ordena “reverenciar a la madrecita tierra del Anáhuac y seguir luchando al amparo de nuestro destino. Eso es lo que “da a Tepito la fuerza, bravura y resistencia para mantenerse hasta hoy”.

Fama o no, el barrio de Tepito es sinónimo de violencia y peligro. Por ello, sostiene el cronista, “al estigma delincuencial, sobreponemos el carisma barrial… ¿Y qué es eso? El lenguaje corporal del tepiteño: bailar, boxear, hablar y rifársela todos los días”.

Sobre las expresiones culturales en la zona, Hernández asegura que la musa callejera y la señora pobreza han inspirado a la gente del barrio a reivindicar las formas de trabajo y vida propias del lugar.

“Para un barrio como Tepito, la cultura no es un espectáculo y el arte no es un producto. Luego entonces, la cultura es cómo somos en relación a nuestro medio ambiente, y el arte son todas las expresiones resultado de la creatividad y productividad local”; afirma con seguridad. De ahí que la gastronomía, el baile y los oficios se conviertan en patrimonio cultural local.

La recuperación de espacios permite fomentar en la niñez, juventud y en las familias valores que generan estabilidad y tranquilidad en las comunidades. Y la reestructuración del tejido social, solo se puede recuperar con: Arte, cultura y educación. Por eso hemos participado en proyectos para recuperar la identidad del barrio, fomentando la cultura y el arte; es primordial para poder tener una convivencia dentro del barrio.

En el predio que se encuentra en Av. Peralvillo número 22, Col. Morelos hay una unidad del proyecto de renovación de 1985. Está constituido ante la Procuraduría social y hemos participado en programas de mejoramiento barrial. Así mismo trabajamos con la Secretaria de Gobernación en la recuperación de espacios, invitando a los vecinos a realizar dos murales. Participamos como sede del Foro Viral 2013. Realizamos un proyecto donde se rescata la identidad del barrio e incentivar el comercio en la zona con el “Tepitour”. Participamos en la obra teatral “Safari en Tepito” dirigida por el actor Daniel Giménez Cacho. Con la Secretaria de Relaciones Exteriores participamos en el concurso “Pintando por México”, con el Consejo Mundial de box y la Secretaria de Relaciones Exteriores participamos en el proyecto “Dos naciones un sueño”, con lo cual se realizó una clínica de box en la cual se becaron a 20 niños dentro de barrio para estar realizando un deporte dentro del Deportivo Morelos. La corporación “La polilla” de Colombia, realizo un carnaval y convivimos con los vecinos dentro del barrio.

Participamos en el año dual, México- Alemania, el proyecto “Ciudadanas”. Hemos participado en la serie de televisión “Crónica de Castas” y la “ingobernable”. Así como en la película de “Inquilinos”.

Con el TEPITOUR incentivamos a otros ciudadanos a visitar el Barrio y conocer la identidad del mismo, incentivar el comercio y quitar una parte importante de la estigmatización y criminalización hacia el Barrio Bravo de Tepito.

INICIEMOS ESTA HISTORIA      

La colonia Morelos es una de las más emblemáticas de la Alcaldía Cuauhtémoc y de la Ciudad de México. Barrio con identidad y carisma, integrado por una población que se destaca por la entrega cotidiana al trabajo. Por sus calles podemos apreciar la riqueza cultural, la esencia de su gente, su lucha constante, así como un fuerte sentido de pertenencia. Plagada de historia, en sus calles podemos revivir momentos fundamentales para la ciudad y el país, uno de ellos, cuyo protagonista fue Cuauhtémoc, el tlatoani azteca, que dirigió los últimos 80 días de resistencia indígena durante la conquista. También se rememoran pasajes de la vida colonial que después se desarrolló en las calles, templos y plazas que ahí se construyeron. De igual manera, resulta indispensable hablar del patrimonio cultural intangible del barrio, por tratarse de tradiciones con arraigo, rituales, usos sociales y actos festivos que se han ido heredando y se mantienen vivos por medio de la y pasión de su comunidad, como la devoción chalmera y a San Judas Tadeo, el culto a la Santa Muerte y a la Santería. El carisma de su gente es un distintivo de la colonia; la comunicación verbal ingeniosa y picante por medio de los albures habla mucho de la creatividad de sus residentes, de su agilidad mental y su inteligencia. Cuna de diferentes expresiones artísticas alternativas, esta colonia es el origen de movimientos contraculturales importantes. Semillero de talentos boxísticos y en otros ámbitos como la pintura, la literatura y la actuación; la fuerza de su gente queda plasmada en el trabajo de hombres y mujeres que reivindican la cultura del esfuerzo y la superación dentro de un ambiente nada favorable. A pesar de las condiciones adversas, la gente del llamado Barrio Bravo de Tepito no se vence, resiste, sale adelante principalmente por medio del deporte y de la intensa actividad comercial. Les invitamos a conocer una de las colonias más representativas de la Alcaldía Cuauhtémoc y de la Ciudad de México, a recorrer sus calles, comer, conversar y conocer a su gente, para reinterpretar el barrio y disfrutar de espacios únicos.

La colonia Morelos está asentada en solares nativos de barrios originarios pertenecientes a Tlatelolco. En la esquina de las calles Constancia y Tenochtitlan, con el tezontle de un teocalli, se erigió la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en donde se puede leer el vocablo Tequipeuhcan, el “lugar donde comenzó la esclavitud”. Aquí fue hecho prisionero Cuauhtemoctzin, la tarde del 13 de agosto de 1521. Durante el sitio de Tenochtitlan, el Señor de Tlatelolco tuvo el apoyo de los mecapaleros que hacían el trasiego de las mercaderías del tianguis, resistiendo con ellos los 93 días que duró el asedio español. Hernán Cortés dispuso que a los sobrevivientes de la batalla se les otorgaran parcelas, lo cual dio lugar a la parcialidad de Tlatelolco y, con ello, al surgimiento de la primera República de Indios, regida por Cuauhtémoc desde el Tecpan de Tlatelolco. Al paso del tiempo, los terrenos del rancho de Granaditas fueron fraccionados por el presbítero Juan Violante y, en 1882, se fijaron las condiciones para otorgar el permiso, asignándose terrenos al norte del Convento del Carmen, el cual al ser demolido abrió el trayecto para la calle Aztecas, permitió el acceso a la plazuela de Tepito y la vinculación urbana del barrio con el resto de la ciudad, para funcionar como barrio bisagra con el Centro Histórico. Ante la queja de pobladores por la falta de servicios, el presbítero Violante cedió los terrenos en favor de la ciudad, por lo que el ayuntamiento lo compensó asignándole lo que hoy se llama el Potrerito de Tepito, en la periferia sur de la ciudad. En 1886, con Antonio B. de Lara, se reinició la venta de los terrenos, para que en 1892 se hiciera lo propio con el predio del Rancho de la Bolsa, y que en 1894 se fraccionara la propiedad de Concepción Paredes de Díaz León, cuyo apellido le dio nombre a su sección. La colonia fue cambiando de nombre a lo largo de los años: Violante, la Bolsa, Díaz de León y finalmente Morelos, con motivo de la colocación del monumento al Generalísimo José María Morelos, que mandó hacer Maximiliano y que fue colocado en la calle de Plateros, hasta el fusilamiento del emperador.

Por estar fuera de la ciudad, el caserío edificado con adobe en cuartos de vecindad, estuvo habitado por familias de bajos recursos, artesanos, obreros y trabajadores de muy diversos oficios, lo cual hizo que una porción de sus calles llevara el nombre de sus actividades y servicios. Cuando se conformaron las delegaciones políticas, la Morelos fue dividida entre las alcaldías Cuauhtémoc y Venustiano Carranza. En su territorio se destacan tres barrios: La Lagunilla, Peralvillo y Tepito. Atezcapan era la entrada que permitía el acceso de canoas con las mercancías que se comerciaban en el Tianguis de Tlatelolco, donde los topiles supervisaban la calidad, el peso y las medidas de todo lo que allí se ofrecía. Desecado el lago, para el siglo XVIII, Atezcapan adquirió la dimensión de barrio con su mercado de comestibles y ropavejeros desde 1912, para rememorar su origen, se le nombró La Lagunilla. Los domingos, su actual bazar de chácharas se convierte en un museo-escuela de coleccionistas, con antigüedades, antojos, artesanías y ropa de moda, donde se exhibe desde un camello disecado hasta un lote de pulgas vestidas. El bazar ofrece baratijas, piezas “arqueológicas”, discos de acetato, exvotos, pinturas, objetos con historias asombrosas y significados insospechados, para clientes con imaginación que gustan hurgar el potencial de un objeto usado. La variedad comercial de la zona incluye todo tipo de muebles, pupitres, carriolas, disfraces, trajes típicos, vestidos de novia y de quinceañera, atuendos de primera comunión y bautizo. Su zona de libreros es visitada por aficionados de la lectura y coleccionistas de todo tipo de publicaciones impresas, donde aflora el ambiente que tuvieron los añejos baratillos de la ciudad. En su zona se edificó el Deportivo Guelatao, en cuyas instalaciones se fomentan diversas actividades para población de todas las edades y con distintos intereses.

El todavía “existe porque resiste” y donde “si a dios le deben la vida, a Tepito la comida”. En ocasiones los lugareños se rebelan contra el estigma delincuencial y lo contrarrestan con su carisma de barrio. Acá presumen que desde su origen México y Tepito tienen tres sílabas y las vocales pareadas. Así que, si México quiere decir “en el ombligo de la luna”, Tepito puede significar cosas entrañables. Entre las muchas gestas y gestos de Tepito, destaca su repudio a la invasión yanqui de 1847, durante la cual diezmaron a una porción de la soldadesca apostada en la plaza mayor. La evangelización de la barriada tuvo como patrono a San Francisco de Asís, con su parroquia al lado del deportivo Tepito y su cancha de fútbol llamada Maracaná. Cuna de campeones que ha dado el barrio, hasta convertirse en el modelo de ascenso social y económico que posteriormente fue rebasado por los fayuqueros. La migración del campo a la ciudad trajo a Tepito zapateros de Jalisco y Guanajuato, compitiendo los “lomos largos” y los “panzas verdes” en el diseño y la manufactura artesanal de calzado que, junto con los ayateros, traperos, chachareros y sombrereros, popularizaron el complejo abigarramiento comercial del tianguis, que funde y ejerce su capitalismo a la brava. Desde el sismo de 1985, la reconstrucción de la zona edificó una nueva tipología de vivienda, con la que ya no fue posible recuperar los talleres familiares, el tianguis se convirtió en la principal bujía económica del vecindario, que funciona como una modesta fábrica social contra la poderosa industria del crimen. Algo encierran las calles de Tepito para atraer a las muchedumbres que lo visitan para hacer sus compras, por encima de las peculiaridades que tienen que sortear en algunas calles del barrio, donde el rizoma de Tepito los atrapa y seduce, mostrándose como un espejo de identidad. En la Morelos hay cursos intensivos para pasar del trompo al trompón, para graduarse como sonidero o bailador de tocho morocho y aprender el caló del albur con el verbo que mejor les acomode. Para eso y más, presumen el proceso histórico del “homo-tepitecus al ñero-en-la-cultura”. Lo que caracteriza a los habitantes de los tres barrios de la colonia Morelos es la resiliencia de su cotidianidad, con la que consiguen hacer de lo ordinario algo extraordinario.

La historia continuará… Esto es solo el contexto histórico del Barrio Bravo de Tepito, ubicado en la Colonia Morelos. En la Alcaldía Cuauhtémoc.

Mayra Valenzuela Rosas Defensora de Derechos Humanos. Habitante y Tepiteña de Corazón.

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