CrIAtividad

CrIAtividad

Inteligencia Artificial, arte y creatividad

Los avances que se han dado en los últimos meses en cuanto a las aplicaciones de inteligencia artificial tocan, desde diferentes perspectivas y ámbitos, nuestras vidas, lo que hacemos y cómo lo hacemos, adquiriendo nuevos horizontes y caminos, pero también ocultando cuestiones o preguntas difíciles de ver dentro una perspectiva llena de cambios que proponen soluciones rápidas, endiosamientos o satanizaciones. Dentro del horizonte de la creatividad y el arte se está sometiendo a la IA a retos cada vez más amplios. A diseñar una pintura con la técnica de Salvador Dalí, a escribir un verso digno de algún poeta renacentista o escribir y cantar una canción de artistas que fallecieron hace tiempo como en el disco “Lost tapes of the 27 club”, en donde podemos escuchar a Kurt Cobain, The Doors, Jimi Hendrix o Amy Winehouse.

El año pasado, en el concurso de arte de la Feria Estatal de Colorado el ganador, de la categoría de arte digital generó su obra de arte por medio de la IA Midjourney, aplicación que diseña imágenes a partir de texto. El autor de la obra defendió su premio bajo la premisa de que él había creado y/o diseñado los parámetros sobre los que operó la IA; aun así, ganó el odio de las redes al proclamarse ganador. Ya sea en formato digital o plasta blanda, podemos encontrar novelas sobre diversos temas escritas con IA y “con sorprendentes giros argumentales”, como dice una de sus reseñas, abriendo el debate y la discusión sobre su mérito. También, dentro de una exposición, un museo holandés exhibió una versión de la joven de la perla, obra maestra de Johannes Vermeer, generada por inteligencia artificial.

Estos proyectos y cambio generados por los mismos artistas dentro de diferentes ámbitos generan discusiones, molestias o favoritismos, pero nunca un auténtico pensamiento de su impacto o de las repercusiones de estos avances; nos centramos solo en la inmediatez de estos. ¿Es justo el premio obtenido por el ganador del concurso de artes visuales? ¿Necesitamos nuevas reglas en los concursos? La mayoría de las ocasiones el debate se queda en lo obvio, en un nivel muy superficial de lo que pasa, pero ¿Qué hay con la esencia del arte?, ¿Qué de nuestra relación con lo creativo y el arte?, ¿Qué pasa con lo que nos hace humanos?, ¿Qué hay con lo ético que implica el uso de estas herramientas y su impacto en cómo se enseña la creatividad y/o el arte dentro de lo educativo?

Si reducimos el arte a la mera cosa observada, es decir, al mero producto tangible, la IA será capaz o ya es capaz de generar algo basado en los parámetros de cualquier artista con solo alimentar los datos. Si vemos solo el producto final, por ejemplo, en una novela, habrá quien sea incapaz de distinguir si fue realizada por un humano o una IA, y que incluso le sea indiferente el tema sobre el origen del escrito. De la misma manera que una pintura o una canción. Ese aspecto, lo cósico de la obra de arte es lo más sencillo de ver, pero también sería una reducción del arte como expone Heidegger. “Entonces, la obra de arte es algo más. Sin pensar el camino completo del pensar heideggeriano, nos muestra cómo la obra de arte es más que ella misma, es lo que se abre por medio de ella, el establecimiento de un mundo y un sentido distinto para diferentes contextos y épocas”.

Las Meninas de Velázquez, pintadas en el siglo XVIII, son para él y su contexto algo diferente a la interpretación de Foucault en las palabras y las cosas, o la de Picasso tres siglos después. Las Meninas no es solo la cosa que lo encierra, lo físico de una pintura de 3 metros. Ese cuadro, a diferencia de una mesa o silla, refleja y encierra algo que sobrepasa su aspecto físico y que, derivado de los contextos y personas, puede ser interpretado de diferentes maneras, lo que para Heidegger encierra la esencia de la obra de arte.  

“Precisamente, el develamiento de la verdad es lo que hace que una obra sea bella: la belleza es un modo de ser de la verdad. La captación del ser del ente es lo bello y ya no más una representación idealizada o exhaustiva de la realidad. Cuanto más sencillos y esenciales sean los zapatos, cuanto más pura y sin adornos aparezca la fuente en su esencia, tanto más inmediata y llamativamente se hace más ente todo existente.” Heidegger, 1997: 90.

Por otro lado, ejercicio propuesto por Foucault en el prólogo de las palabras y las cosas sobre la clasificación encontrada en la enciclopedia china nos hace ver que las palabras son “ese código de lenguaje que rige una cultura fijando de antemano los órdenes que para cada hombre tendrá algo que ver y se reconocerá”. A partir de la imposibilidad que nos provoca leer la clasificación de la enciclopedia china sobre los animales, en donde podemos encontrar sirenas o animales fabulosos, Foucault nos muestra que hay un desarrollo discontinuo sobre esas clasificaciones y la forma en la vemos las cosas a lo largo del tiempo, no significando lo mismo para uno que para otro, ni para un tiempo o época especifica que para otra, derivado de nuestras palabras y códigos culturales. Pero también el autor apunta a que esa clasificación expresada con palabras que actúan como etiquetas nos deja ver que ahí, dentro de cada una de las palabras, hay algo que está adentro, sí, pero que también hay algo que puede quedar fuera a pesar de la proximidad de dichas palabras. De ahí que para Foucault el arte sea “un conocimiento útil en donde la vida humana está en juego”.

Dentro del ámbito de la creatividad y el arte, la IA será capaz de producir en poco tiempo un sinfín de cosas, productos terminados que apelen, sean y parezcan auténticas obras de arte, pero siempre sobre la base de un análisis de datos pasados para, a partir de esos, hacer proyecciones. La IA necesita tener claros sus parámetros de acción y objetivos, es decir, necesita una clasificación inamovible de las palabras y los datos para trabajar. Pues, hasta ahora, es incapaz de ver y/o cuestionar esa clasificación o sus cambios. La IA es genial analizando lo que se ve, lo que se toca, pero no puede partir o analizar los contextos dentro de los que se encuentra o lo apropiado para decir o no decir en ese entorno. La IA está diseñada para dar respuestas, no para hacer preguntas. Puede generar una pintura que responda al uso de determinadas técnicas, pero no generar la serie de preguntas e interpretaciones que generan los amantes o el cuadro para no ser reproducido de Magritte. Lo reitero, la IA está diseñada para dar respuestas, no para hacer preguntas.

José Saramago expuso: “Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que somos”. La frase retumba sobre los productos finales de la IA dentro del campo de la creatividad y, ligado a la concepción de Heidegger, el arte, el auténtico arte, abre lo humano, vislumbra sus posibilidades, sus horizontes y los desvela por un instante, por un momento que es captado y que se olvida. Las obras o productos finales de la inteligencia artificial son creados con base en datos, en cosas que ya existen y que, por carecer de lo humano, no pueden ser una interpretación como la de Picasso y transformarla en otra obra de arte, porque la IA es racional, las proyecciones son racionales.

La IA podrá reproducir rápidamente el arte conceptual o digital, pero lo autentico, lo que aún queda de lo humano dentro de esta sociedad, todavía está a salvo para su lenta extinción.

Deja un comentario