Toma control de tu mente, toma control de tu vida.

Toma control de tu mente, toma control de tu vida.

            Las situaciones que hemos tenido que vivir a lo largo de la pandemia que ha marcado el 2020 y lo que va del 2021, me han hecho recordar mis primeros años en el mundo laboral y cómo fue que entré en contacto con la Programación Neuro Lingüística (PNL). Sé que les parecerá extraño lo que acabo de decir porque la principal característica de la pandemia ha sido el aislamiento y en los últimos 59 años — que es mi edad— no hemos vivido ningún evento que nos obligara a estar aislados, hasta ahora, y sí, mi experiencia no es exacta, más permítanme explicar.

            En uno de mis primeros trabajos fui enviado a Reynosa, Tamaulipas y mi vida en la frontera consistía en levantarme temprano, ir a la planta en la que daba asesoría, regresar a llenar reportes y quedarme en casa. No tenía amigos en esa ciudad y mi trabajo no me permitía confraternizar con el personal de la planta, por lo que de cierta forma vivía un aislamiento social similar al actual.

            Poco a poco fui entrando en depresión, aislado, lejos de mi pareja, de mi familia y amigos; la internet, aunque existía, no se parecía en nada a lo que disfrutamos ahora, básicamente era solo texto y nada más. La rutina me iba hundiendo día a día y mi mente comenzó a generar toda una serie de ideas que ahora sé eran limitantes y me estaban llevando a un pozo. Gracias a un amigo pude salvarme de tocar fondo.

            Un día recibí una llamada de un compañero:

Me quedé intrigado con el la idea de que había algo que podía cambiar la actitud de todo el personal de una oficina gubernamental.

Y vaya que hay sincronía en el universo. Ese fin de semana, al regresar a Monterrey para la junta mensual de resultados, escuché un anuncio en la radio.

  • creador de la Programación Neuro Lingüística. Escuché el anuncio y tomé los datos sobre horarios y costos, llamé a mi amigo y nos inscribimos en el primer Diplomado en Programación Neuro Lingüística que se impartiría en Monterrey. No sabía que ese acto meramente impulsivo cambiaría mi mente y totalmente mi vida.

Al comprender cómo trabajaba la mente inconsciente pude hacer las correcciones adecuadas a mi diálogo interno y así cambiar mis conductas y pensamientos limitantes, lo que me permitió crecer como persona y dejar atrás todo lo que me impedía alcanzar la felicidad.

Haciendo corta la historia, terminé el diplomado, el máster y me convertí en Trainer y Coach de vida, a lo que me he dedicado por casi 30 años. Pero, ¿Cómo controlé mi mente y tomé control de mi vida? En realidad, es muy sencillo y es lo primero que le digo a quienes acuden a mi por consulta y aquí está:

Primero debemos de saber quién maneja el autobús.

¿Han visto los autos para enseñar a manejar? Sí, esos que cuentan con dos volantes. Imaginemos por un momento que nuestro cuerpo y nuestra vida son un autobús con dos volantes, uno está a cargo de un chofer calmado, sereno, que razona cada uno de sus movimientos, mientras que el otro lo controla un chofer que no piensa, sólo reacciona a las situaciones y va por la vía sin control.

Pues bien, esos choferes son la mente consiente y la mente inconsciente. El primer chofer es el consciente y el segundo el inconsciente. Y nosotros quisiéramos que el que tuviera control del autobús fuera el primero, más no es así; el que controla el autobús es el inconsciente. Aproximadamente el 90% de todas nuestras acciones las realizamos de forma inconsciente, básicamente sólo somos conscientes de aquello a lo que le ponemos atención y lo que estamos aprendiendo. Porque una vez que aprendimos algo y lo dominamos a nuestro nivel de excelencia, pasa a ser controlado por nuestro inconsciente.

Piensen en cuando aprendieron a manejar un auto, si son honestos recordarán que esa primera vez no podían pensar en nada más que en lo que tenían qué hacer para no chocar, pero con la práctica fueron ganando maestría y en la actualidad lo hacen en automático. Les puedo decir que no se dan cuenta de la cantidad de veces que voltean a ver los espejos retrovisores hasta que no les quitan uno. ¿Porqué? Porque lo hacen de manera inconsciente, y es lo mismo con casi todo lo que hacemos.

La gran pregunta es: ¿y cómo controlamos el inconsciente?

Sencillo, conociendo cómo trabaja. Y no, no tienen que pasar años estudiando para saber cómo trabaja el inconsciente; este obedece a 6 sencillas reglas que, como le digo a todos mis pacientes, “si las aprendes y las practicas diariamente, no necesitas venir a sesiones de consulta porque serás el dueño de tu vida.”

Estas son:

1.- La mente inconsciente es Literal: Obedece al pie de la letra lo que uno mismo se dice, de modo que aquellos pensamientos a los que más recurrimos se convierten en nuestras reglas de vida. Pero no es sólo lo que nos decimos nosotros mismos, también nos impacta aquello que nos dicen aquellas personas a las que les damos el permiso de afectarnos. ¿Quiénes? Inicialmente nuestra familia, amigos, pareja, maestros y aquellos a quienes admiramos. Obviamente una palabra suelta no nos va a afectar, pero la repetición constante del mismo tipo de pensamientos o palabras nos puede elevar o hundir. Si constantemente nos decimos “soy inteligente”, vamos a actuar inteligentemente, pero lo mismo sucederá si nos autodenominamos torpes.

2.- La mente inconsciente Carece de Análisis, en ningún momento va a emitir un juicio de valor, para ella las cosas solamente son; no hay bueno ni malo. El inconsciente es como un campo fértil al que no le interesa qué semilla sembramos, su tarea es alimentar a la semilla no preguntar qué tipo de semilla es. Nuestro inconsciente es como ese campo, solamente que aquí las semillas se llaman ideas y pensamientos, y si nosotros sembramos en nuestra mente una idea que nos da ¡fuerza!, ¡salud!, ¡inteligencia!, esa idea va a crecer, pero si sembramos una que nos ¡limita!, ¡nos estorba!, ¡nos enferma!, lo siento mucho, pero esa idea ¡también va a crecer! Y si te preguntas cuál crecerá más, la respuesta es simple: aquella la que le pongas más atención.

3.- La mente inconsciente Carece de Sentido del Humor, por lo que aquello que no decimos o nos dicen en broma para ella es una realidad.

4.- La mente inconsciente Solamente Piensa en Presente: Nuestro inconsciente siempre está en el aquí y el ahora, así que cuando recordamos algo que nos dolió o lastimó ese recuerdo nos vuelve a doler y lastimar. Lo mismo sucede con los recuerdos felices, vuelven a alegrarnos, pero la gran mayoría se enfoca en los malos recuerdos. Debemos dejar atrás aquello que nos duele; ¿cuál es la necesidad de estar recordando lo que nos lastima? ¡Ninguna! Cuando nos encontremos en esa situación cambiemos de habitación y respiremos hondo, un truco sencillo, pero en la mente inconsciente al atravesar una puerta dejamos atrás aquello en lo que estábamos pensando. Solamente recuerden cuántas veces han salido de una habitación a buscar algo y se preguntaron “¿a qué venía?”.

5.- Para la mente inconsciente Pensar y Hacer es lo Mismo:  Si pensamos algo con suficiente intensidad en nuestra mente, esto será real. Ejemplo: hace 20 años yo pesaba 95 kilos y era talla 40; los kilos no me preocupaban, pero la talla no me gustaba, así que dediqué 30 minutos a pensar que mi cintura se adelgazaba. Al levantarme ya tenía talla 38. Algunos años después seguía pesando 95 kilos y seguía siendo talla 38, me dije: “¿y si bajo a talla 36?”, media hora después mis pantalones talla 38 me quedaban grandes. Ese es el poder de la visualización y el truco es sencillo: pongan por lo menos dos de sus sentidos en la visualización, piensen “¿Cómo me veo?, ¿Cómo me siento, ¿Cómo se oye mi voz, cuando soy delgado, inteligente, sano?” Lo que deseen cambiar en ustedes. Y notarán cómo con la constancia el cambio se da.

Y la última regla del inconsciente, que casi todos conocen, pero pocos aplican es que: Para la mente inconsciente La Palabra NO cuando está en una orden carece de significado. En realidad, debemos decir lo que realmente deseamos y no aquello que no. Si alguien va corriendo y le decimos “no corras”, lo más probable es que siga corriendo, y si nos detenemos a pensar “¿qué es lo que realmente quiero?” probablemente diríamos “detente”, “más lento, por favor” o cualquier otra frase en sentido positivo.

Dominando estas seis reglas podemos comenzara tomar control de nuestra vida y librarnos de aquellas conductas limitantes que nos han acosado por tanto tiempo.

Hoy es el momento de tomar el control y ser felices.

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