Habilidades Digitales

Habilidades Digitales: pieza fundamental en el pensamiento sistémico

El pensamiento sistémico, a grandes rasgos, es un marco conceptual en el que contrariamente al pensamiento analítico (que observa las partes sin relación con el todo) se busca comprender y analizar de forma ordenada y completa las interacciones entre las variables de un sistema o de varios subsistemas o elementos interrelacionados y que se exprese en términos de retroalimentación. De esta forma, un sistema es un objeto complejo cuyas partes o componentes se relacionan con al menos alguno de los demás componentes, ya sea de forma conceptual o material.

Para Donatella Meadows, pionera del análisis ambiental y social, el pensamiento sistémico fuera del ámbito de los ordenadores y las ecuaciones, y llevado al mundo tangible, puede mostrarnos cómo desarrollar las habilidades que los líderes de pensamiento de todo el mundo consideran fundamentales para la vida del siglo XXI, también ayudarnos a mitigar algunos de los mayores problemas que enfrenta el planeta; para ella —“guerras, hambre, pobreza o degradación ambiental— son esencialmente fallos del sistema y no pueden resolverse arreglando una pieza de forma aislada de las demás, porque incluso los detalles aparentemente menores tienen un enorme poder para socavar los mejores esfuerzos de un pensamiento demasiado estrecho”. Meadows, conocida por profundizar en la ciencia detrás de los dilemas globales, nos recuerda que debemos prestar atención a lo importante, no solo a lo cuantificable. En un mundo cada vez más complicado, abarrotado e interdependiente, pensar en sistemas nos ayuda a evitar la confusión y la impotencia, un primer paso para buscar soluciones proactivas y eficaces.

Cada organización es un sistema en sí mismo, y como tal es dinámico, nunca estático y los problemas o eventualidades que se viven cotidianamente responden a un conjunto de situaciones o propiedades que debemos identificar para configurar su funcionamiento desde la misma estructura. El éxito de una organización se debe a múltiples factores, asociando las partes con el todo, y la organización misma debe encontrar la forma de reorganízales, de descubrir aquellos patrones que puedan darle una ventaja competitiva y que se puedan intervenir desde varios puntos dinámicos para sobrevivir en un mundo cada día más exigente. Así, aumentar la productividad, mejorar los hábitos o disparar la rentabilidad del negocio deberán ser objetivos alcanzables y medibles; e independientemente de cuáles sean los objetivos o metas a lograr en un período determinado, el desarrollo de habilidades y el aprendizaje continuo deben estar presentes en el día a día de la organización para aprovechar las oportunidades y cruzar el camino hacia nuevas oportunidades.

Sea cual fuere la misión de la organización, o independientemente de su planeación estratégica, el desarrollo de habilidades digitales ha estado en la mesa de gobiernos internacionales y corporativos, ya sea debido a la urgente necesidad de adaptarse a los actuales requerimientos o al cumplimiento de metas mayores como la Agenda 2030. Desarrollar habilidades digitales entre los equipos de trabajo dejó de ser un lujo o un “must to have” para convertirse en un requisito básico para sobrevivir en el mercado cambiante.

Las habilidades digitales, también conocidas como competencias digitales, hacen referencia al conjunto de conocimientos, habilidades y aptitudes necesarias para utilizar y comprender eficazmente las tecnologías digitales en diversos contextos. Según el informe “Digital Competence Framework for Citizens” de la Comisión Europea: las habilidades digitales se definen como “la capacidad de utilizar las tecnologías digitales de manera segura y crítica para lograr metas relacionadas con el trabajo, la empleabilidad, el aprendizaje, la comunicación, la inclusión y la participación activa en la sociedad”. O según el informe “Digital Literacy, Digital Inclusion and Digital Skills” de la UNESCO: las habilidades digitales son “las competencias requeridas para acceder, usar, comprender, evaluar y crear contenido digital de manera crítica, ética, segura y eficaz para el trabajo, el ocio y la participación en la sociedad”. Lo cierto es que el concepto de analfabeta digital es hoy una clasificación que se suma al analfabetismo absoluto y al analfabetismo funcional, haciendo aún más grande la brecha que hemos visto crecer en los últimos años entre sectores en condiciones económicas desfavorables y dificultades para acceder a la escuela de calidad.

La reconceptualización de los sistemas de aprendizaje, de los perfiles de los colaboradores y la reestructuración de los fundamentos de la formación continua pueden marcar una clara diferenciación para adquirir conocimientos y habilidades, y deberemos centrar los esfuerzos en la velocidad en la que adquirimos nuevos conocimientos y dejamos atrás viejas estructuras. 

Hay algunos autores e instancias que nos proponen clasificaciones de las competencias digitales, entre ellas ICDL Foundation, que propone 8 Competencias Digitales para el éxito profesional de acuerdo con De Roca Salvatella. ICDL Foundation. 

  • Gestión de la información. Busca, obtiene, evalúa, organiza y comparte información en entornos digitales. 
  • Comunicación digital. Se comunica, relaciona y colabora de forma eficiente con herramientas y en entornos digitales. 
  • Trabajo en red. Trabaja, colabora y coopera en entornos digitales. 
  • Aprendizaje continuo. Gestiona su aprendizaje de manera autónoma, conoce y utiliza recursos digitales, mantiene y participa en comunidades de aprendizaje. 
  • Conocimiento digital. Se desenvuelve profesional y personalmente en la economía digital. 
  • Orientación al cliente. Entiende, comprende y sabe interactuar y satisfacer las necesidades de los nuevos clientes en contextos digitales. 
  • Liderazgo en red. Dirige y coordina equipos de trabajo en red y en entornos digitales. 
  • Visión estratégica. Comprende el fenómeno digital y lo incorpora en la orientación estratégica de los proyectos de su organización. 

La tecnología hoy está creando oportunidades, preparando el camino para empleos nuevos y modificados, aumentando la productividad y mejorando la prestación de servicios públicos. Es importante tener en mente que muchos alumnos que hoy se preparan, una vez que lleguen a la edad adulta, trabajarán en empleos que hoy ni siquiera existen. Muchos empleos actuales, y muchos más en el futuro cercano, requieren habilidades específicas que entrañan una combinación de conocimientos tecnológicos, capacidad para resolver problemas y pensamiento crítico, así como también habilidades blandas, como la perseverancia, la colaboración y la empatía. El pensamiento sistémico es una base segura y comprobada para sostener el crecimiento de las organizaciones.

En la economía del trabajo esporádico (gig economy), los trabajadores probablemente realizarán muchas actividades diferentes en el curso de sus carreras, por lo cual deberán seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida. El ritmo de la innovación se seguirá acelerando y las organizaciones tendrán que adoptar medidas rápidamente para asegurarse de que podrán competir en la economía del futuro. Deberán invertir en particular en educación, que es la base del capital humano, para aprovechar los beneficios de la tecnología y atenuar una brecha que crece a pasos agigantados.

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